Las urnas han castigado a todas las Alcaldías del cambio que en el 2015 anunciaban un frente común que, sus propias disputas internas y el renacer del bipartidismo han acabado convirtiendo esas mareas en un tsunami contra ellos. En el mapa de las confluencias, Zaragoza y su alcalde, Pedro Santisteve, es el que ha salido peor parado. Su foto final no es la misma que Ada Colau en Barcelona ni la de Manuela Carmena en Madrid, pero tampoco lo eran las circunstancias en las que llegaron a los comicios. Zaragoza en Común (ZeC) perdió el pasado domingo un 58,8% de los apoyos que tuvo hace cuatro años, ha pasado de 80.040 votos a 33.005, y en esos 47.035 sufragios menos se escribe su descalabro. Una caída que, aún sumando los 20.284 que tuvo Podemos-Equo y los 1.042 de Demos+ se quedaba a 25.709 de los datos del 2015, un descenso del 33,5% que es el más alto de todas las ciudades del cambio que han gobernado.

Su porcentaje y representación en la próxima corporación es, con mucha diferencia, la que más ha caído en esas capitales tomadas por las confluencias de izquierdas. Aunque La Coruña, Madrid, Santiago de Compostela, Barcelona han corrido la misma suerte que ZeC, hay formas y formas de perder el bastón de mando. Solo Cádiz, con José María González Kichi rozando la mayoría absoluta con Adelante, ha sobrevivido a las urnas. Y Joan Ribó en Valencia, otro alcalde del cambio en las filas de Compromís, también creció para aguantar el envite del PP y el PSOE en los consistorios más importantes.

Santisteve ha pasado de contar con el 24,57% de los votos en el 2015 a solo el 9,96% después de ser Gobierno en Zaragoza, un 14,61% menos que se ha traducido en esa pérdida de seis ediles (de 9 a 3). Una caída del 58,8% de los sufragios obtenidos hace cuatro años y que ha estado muy condicionado por la participación en solitario de Podemos-Equo, que solo rascaba el 6,12% y dos ediles, y la escisión de Demos+, que apenas sumó el 0,31% y se quedaba fuera del consistorio.

Solo el gallego Martiño Noriega de Compostela Abierta, en Santiago, se mueve en las cifras de Santisteve. Cayó con estrépito al pasar de 16.704 sufragios del 2015 a los 10.651 el domingo. Son 6.052 menos y un descenso también del 36,24% pero nada que ver en su representación, ya que, pese a que haya pasado de aglutinar el 34,72% de las papeletas al 20,36%, sus diez ediles ahora son cinco, la mitad.

Otra de las mareas gallegas barridas por el bipartidismo es la de La Coruña y su alcalde Xulio Ferreiro. Su descenso también ha sido pronunciado al pasar de 36.857 votos en el 2015 a 25.290 el pasado 26-M, 11.567 menos que se han traducido en representar solo el 20,23% de los electores cuando en el 2015 alcanzó el 30,88%. Por eso sus diez ediles ahora son seis y ha caído a manos del PP en la ciudad gallega. Su descenso, del 31,4% con solo cuatro años de diferencia.

Perder de otras maneras

Carmena y Colau también han perdido apoyos, pero la foto final en Madrid y Barcelona, respectivamente, son bien distintas a la de Santisteve en Zaragoza. La alcaldesa de Madrid perdió el domingo 15.731 apoyos en las urnas, un 3,1% de descenso que le llevó a pasar de sumar 519.721 sufragios hace cuatro años a los 503.990 de ahora, pasar de representar el 31,84% del total al 30,94% y en la corporación a tener 19 ediles y no 20. Aún así, el gobierno en la capital de España cambiará de color, otra alcaldía del cambio derrocada.

Colau, por su parte, perdió 20.455. Los 176.612 votos del 2015 se han convertido en 156.157, del 25,21% a un meritorio 20,71% y de 11 concejales a 10, aunque su futuro pueda ser el mismo que el de Santisteve. Se trata de un descenso en apoyos del 11,5% que le da un balance menos pesimista que en Zaragoza.

Santisteve felicitaba estos días a Kichi y también a Joan Ribó. El valenciano de Compromís ha sobrevivido al vendaval que ha azotado las ciudades del cambio en las urnas y es, al igual que el gaditano, uno de los que ha crecido. De 97.114 sufragios a 106.395, que son 9.281 papeletas más y pasar de 9 concejales a 10 y con opciones de revalidar alcaldía. Pero la coalición Podem-Esquerra Unida (IU) no puede decir lo mismo: ha pasado de 40.927 votos a solo 16.158, salir del consistorio donde tenía 3 ediles y digerir una caída del 60,6% en el apoyo de los valencianos.