El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, elevó este jueves el tono de alerta sobre las consecuencias económicas y sociales del coronavirus y advirtió de que, salvo que el Gobierno central intervenga, peligra el mantenimiento de los servicios públicos en Aragón tal y como los conocemos. Durante su intervención en el primer pleno del curso político, a instancias de PP y Ciudadanos, el presidente aseguró que la DGA trabaja con una previsión de techo de gasto «de 860 millones de euros menos que el ejercicio pasado» para los próximos presupuestos. De ser así, alertó, «no podríamos mantener los servicios públicos y mucho menos afrontar la importantísima estrategia para la recuperación económica y social» de Aragón, firmada por siete de los ocho partidos de la Cámara y los agentes sociales hace tres meses.

Esta previsión se realiza con los actuales niveles de ingresos y el objetivo de déficit actual, que sería del 0%. Por ello, Lambán afirmó que, en la conferencia de presidentes en la que participará este viernes, con sus colegas autonómicos, reclamará al presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, una previsión «de las entregas a cuenta» estatales, cómo se reparten los 140.000 millones que llegarán de Europa y que amplíe el objetivo de déficit al 2,5%. De no ser así, consideró, nos enfrentaríamos a «propósitos inalcanzables». Además, solicitó «instrumentos adicionales» de control autonómico y mejorar la coordinación entre autonomías, más allá de las llamadas entre presidentes que se hacen.

Lambán recogió «el guante» que le lanzó el portavoz autonómico de Ciudadanos, Daniel Pérez Calvo, para conseguir «la heroicidad» (como la definió este último) de pactar unos presupuestos de forma unánime en el Parlamento autonómico. Lo hará, afirmó, con «visión de legislatura», para desarrollar la estrategia aragonesa, cuya comisión de seguimiento, anunció también, se celebrará el próximo viernes, 11 de septiembre, una vez invertidos los primeros 510 millones. La reunión será cuatro días antes de otra que mantendrán el vicepresidente Arturo Aliaga, la consejera de Economía, Marta Gastón y los empresarios, para intentar convencerles de la necesidad de invertir y captar así la mayor proporción que se pueda de los fondos europeos.

Lambán incidió en que las comunidades autónomas van a asumir la «gobernanza» de esta crisis, y defendió que en su Gobierno han sido «los primeros en adoptar medidas de vuelta a la fase 2, aumentando las PCR» o controlando los aislamientos, y han logrado así que «hoy Aragón sea la comunidad con menor incidencia de casos y de las que menos hospitalización necesita». Pero condicionó el futuro al apoyo estatal.

Un discurso que le compra casi toda la Cámara, por supuesto los grupos del cuatripartito (PSOE, Podemos, CHA y PAR) pero también, por momentos, Vox, y sobre todo Ciudadanos. Daniel Pérez Calvo volvió a exhibir ayer una sintonía con Lambán, cuya gestión elogió en contraposición a la de Sánchez, que ha tenido «el cuajo de irse a Lanzarote» en mitad del incendio y se dedica a contentar a los nacionalistas, según remarcó en su discurso. Tan conciliador fue el tono que, para un observador ajeno a la política aragonesa, hubiese sido difícil juzgar en la sesión de ayer, como en los últimos tiempos, si Ciudadanos está dentro o fuera del Ejecutivo autonómico.

De hecho, Pérez Calvo incluso reprendió indirectamente al PP, empeñado en hacer oposición sacando a relucir los posibles errores del Gobierno. El líder de la formación naranja insistió en que no es momento de un «debate de dedo acusado y culpabilidad». Afirmó que se le «caería la cara de vergüenza» si finalmente no van todos de la mano en la aprobación de los presupuestos.

NINGUNEO AL PP

El discurso de Pérez Calvo fue muy del gusto de Lambán, que se lo agradeció. No tanto el del presidente popular, Luis María Beamonte, al que en la su primera intervención apenas dedicó unos segundos para decirle que se pondría «en evidencia» si expusiera sus críticas al Gobierno ante otros presidentes económicos. El presidente de la DGA se escudó en que no quiere entrar en la «confrontación», porque el momento así lo requiere, pero Beamonte, visiblemente molesto, consideró una «falta de decoro institucional» este ninguneo al principal partido de la oposición.

Una tarea, defendió, que seguirán ejerciendo, porque tan importante es la «lealtad», que considera que han ejercido aportando «113 medidas» de las casi 300 de la estrategia para la recuperación, como la labor de «fiscalizar» al Gobierno. Beamonte atacó con las cifras de contagio en los últimos meses, que demuestran que «no era un rebrote» y que la situación «se les fue de las manos». También con los temporeros, con los que Lambán se mostró de acuerdo en que todos han pasado demasiados años «mirando hacia otro lado».

Aun así, reiteró que tienen la «mano tendida» y que seguirán apoyando medidas «en beneficio de los aragoneses», y en ese camino sí que recibió el agradecimiento del presidente aragonés.

Beamonte fue de los pocos, aunque no el único, que puso tachas a la labor del Gobierno de Aragón en la gestión de los últimos meses. Por parte de Izquierda Unida, Álvaro Sanz, también consideró que «no dimensionó bien» el alcance de los rebrotes, y que el modelo de cuidados «va mucho más allá de pedir a Madrid». Pero a la hora de negociar, advirtió, «no vale el buenismo del vamos todos de la mano», sino que habrá que decidir cómo gestionar los fondos. Para él, pasaría por «un reparto justo de las cargas», pero Lambán le volvió a dejar claro que por ahí no irán los tiros. Ni el acuerdo de gobernabilidad lo contempla ni su partido, en Unidas Podemos, lo va a pelear a nivel nacional.

Santiago Morón, por parte de Vox, también comenzó con reproches a Lambán por no percibir «ni un ápice de autocrítica» en su discurso y fiar la situación «a unos fondos europeos que todavía no han llegado». Aunque su intervención luego se moderó, y sus compañeros fueron bastante conciliadores en las intervenciones de los consejeros posteriores.

En cuanto a los grupos que sustentan el cuatripartito, Jesús Guerrero, por parte del PAR, defendió la «estabilidad y la gestión» que proporciona el Gobierno, ironizando incluso con las divisiones internas al preguntarle al presidente si cree que el cuatripartito durará los cuatro años. Que por supuesto, lo cree, confirmó.

El portavoz de Podemos, Nacho Escartín, defendió que, pese a las informaciones que se cebaban con los malos datos de Aragón, aquí «las PCR semanales triplican a las de Galicia» y hay, en definitiva, mayor control. Advirtió de que la «conciliación» va a ser fundamental de cara a la vuelta al colegio, pero que esta no ha de hacerse a costa de mujeres o abuelas.

Joaquín Palacín, por parte de CHA, destacó la «transparencia» del Ejecutivo autonómico en la comunicación de datos, que pudo jugar en contra del turismo por la «campaña muy criticable» de informaciones sobre la comunidad. Aunque el trabajo de los «profesionales» ha salvado agosto.

Y desde el PSOE, Vicente Guillén, defendió que Aragón, como valoró el doctor Fernando Simón, ha sido «valiente y precoz» en la aplicación de medidas.