El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha afirmado este miércoles que los municipios deben ser tratados "de igual a igual" con la comunidades autónomas y el Gobierno de la nación y ha incidido en que mientras esto no suceda, será "el gran pagano de los 40 años de democracia y de desarrollo autonómico" en España.

En declaraciones a los medios antes de la apertura del Congreso Internacional "Democracia y Territorio, 40 años de ayuntamientos y autonomías de España", que coordina el profesor de la Universidad de Zaragoza Alberto Sabio, ha insistido en que urge un gran pacto de Estado y una reforma de la Constitución para dar a los ayuntamientos el espacio institucional, las competencias y la financiación que merecen.

Aunque eso requiere, ha admitido, la disposición de una mayoría de diputados igual o mayor a la que aprobó la Carta Magna.

La experiencia demuestra, ha dicho, que constituciones hechas por la izquierda contra la derecha o a la inversa están "llamadas a fracasar de manera clamorosa", y por tanto primero habrá que acordar si es necesario reformarlas y después en qué aspectos, y en todo caso, cree prioritario el desarrollo de la autonomía local y financiera.

Porque los constituyentes, en su opinión, se quedaron "manifiestamente atrás" a la hora de dar al municipio "la importancia que merecía".

"Otras constituciones de nuestra historia han sido mucho más consideradas con el municipalismo", dándole la enjundia que merecen, mientras que la vigente habla de autonomía local y suficiencia financiera pero no ha habido nunca el desarrollo legal suficiente para hacer efectivos esos dos principios.

Por tanto, ha insistido en que ese es uno de los elementos que cuando se reforme la Constitución habrán de abordarse "de manera cabal".

Lambán ha enfatizado que a Aragón el desarrollo autonómico "le ha sentado de maravilla", pero las comunidades como poder se han expandido "a costa de los ayuntamientos", considerando al municipio "como una pura competencia" en lugar de darle el espacio que tiene como tercer pilar del estado.

Y tras reivindicar de manera rotunda al municipio, se ha mostrado convencido de que el éxito de España y de Aragón se debe en gran media a los alcaldes, alcaldes y concejales y concejalas que han abierto espacios de libertad y servicios públicos de calidad, siempre "en medio de un desamparo institucional" tanto del Estado como de las comunidades "absolutamente imperdonable e injusto".

En este contexto, ha criticado especialmente la decisiones adoptadas por Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda del Gobierno de Mariano Rajoy respecto al control del déficit público. "Si se puede poner una medalla el exministro Montoro, lo podrá hacer a costa de haber ahogado a los ayuntamientos", aunque a pesar de ello, ha dicho Lambán, han sido la administración que mejor han soportado la crisis.

Para Lambán, urge también que quienes ejercen su labor en la política autonómica se habitúen a respetar a los ayuntamientos y a las instituciones intermunicipales, como las diputaciones provinciales, ya que para los vecinos de los pueblos, es más importante el ayuntamiento que la comunidad autónoma y el Gobierno de España.

Por su parte, Rafael Quirosa, catedrático de Historia de la Universidad de Almería y presidente de la Asociación de Historiadores del Presente, ha destacado que la Constitución ha sido un instrumento "muy beneficioso para los españoles", pero ha incidido en que no hay "sacralizarla" y quizá sea necesaria esa reforma para mejorarla.

Además, frente a quienes cuestionan las autonomías, ha subrayado que han funcionando "razonablemente bien" y ha opinado que es un sistema que hay que mejorar, pero no acabar con él, y para el encaje de Cataluña, habrá que buscar fórmulas de consenso como se hizo en los años de la transición.

"Ahora tampoco tiene que ser imposible buscar una salida de consenso razonable, respetando la legalidad, y para el futuro, y que dure al menos otros 40 años", ha agregado.

El congreso, ha explicado Sancho, centrará sus sesiones en los próximos días en el municipalismo al calor de las elecciones del 3 de abril de 1979, las primeros comicios locales democráticos tras la dictadura y la primera ocasión en la historia de España en la que las mujeres pudieron votar a sus concejales y ayuntamientos, y también en las dificultades para inscribir candidaturas por el miedo que aún persistía, en las primeras alcaldesas, en la influencia exteriores al proceso de transición o en la "movida cultural" más allá de Madrid.