Los familiares de Manuel y Antonio Lapeña, los hermanos de Calatayud que fueron fusilados en la guerra civil y enterrados en el Valle de los Caídos, creen que, «en un plazo de 8, 10 o 12 días», por informaciones recogidas en prensa, se podrá entrar en el osario de Cuelgamuros para empezar la exhumación de los restos de sus antepasados.

Patrimonio Nacional adjudicó por algo más de 26.000 euros el contrato para llevar a cabo las obras para acceder al nivel tres, donde se supone que están los restos de los Lapeña y otros bilibitanos fusilados, según Efe.

«Ahora parece que hay más voluntad, que ha habido un cambio de talante, pero aun así nos mantenemos a la expectativa», aseguró ayer Puri, nieta y sobrina de los dos represaliados.

Puri no está del todo segura de que la exhumación sea un proceso rápido. Señala que no han recibido ninguna información oficial que les haga ser más optimistas. «Veremos a ver qué ocurre», aseguró la descendiente de los Lapeña, que recordó que «hace ya dos años que una sentencia judicial dio luz verde a la exhumación» y esta todavía no se ha producido.

«Hemos pedido que nos dejen estar allí cuando se lleve a cabo la exhumación, pero no ha habido respuesta», señaló Miguel Ángel Capapé, marido de Puri y responsable de la entidad memorialista Asociación para la Recuperación e Investigación contra el Olvido (Arico), así como miembro del movimiento proexhumación de los republicanos del Valle de los Caídos.

Capapé dejó claro que una cosa es entrar en el osario y otra exhumar los restos, una operación para la que no se atreve a establecer plazos, dada su complejidad.

En cualquier caso, considera que, «el relevo en el Ejecutivo ha traído un cambio considerable» en la actitud de las autoridades respecto a la exhumación, que se topa con la oposición de los monjes del Valle de los Caídos.

En su opinión, formada tras ganar un pleito, «la única solución tiene que ser política». «Entendemos que este es el medio para hacerlo», añadió Capapé, que se refirió a que la sentencia de hace dos años no ha surtido el efecto que debería haber tenido.

Puri reconoce «el cambio de talante» operado en la cúpula del Estado y pide que se acelere la exhumación todo lo posible. «Mi madre murió en diciembre sin haber visto cómo se desenterraba a su padre y a su hermano, y mi padre, con 94 años, es una persona de edad muy avanzada», por lo que urgió la máxima rapidez en el procedimiento.