Con unos daños "mínimos", según fuentes municipales, y una limpieza exprés, el parque del Tío Jorge recuperó ayer a buen ritmo su aspecto anterior a la Cincomarzada. La fiesta, por la que pasaron más de 120.000 ciudadanos, volvió a celebrarse en esta edición en esta zona verde, recuperando una tradición que tuvo también su impacto en el abundante número de visitantes.

Ya a primera hora de la mañana, el Tío Jorge aparecía casi limpio de basura, con los desperdicios agrupados en 80 contenedores, de 130.000 litros de capacidad, y en bolsas de plástico, a la espera de su recogida por parte de FCC o por los operarios de Umbela, la concesionaria que realiza el mantenimiento de las zonas verdes de la Margen Izquierda.

De hecho, desde las siete de la mañana la práctica totalidad de la plantilla de Umbela se encontraba recogiendo los desperdicios, la herencia de una fiesta que en esta ocasión contó con la presencia de los peñistas. Solo de esta concesionaria, casi medio centenar de operarios se afanaron en recoger la basura, la mayor parte botellas y vasos de plástico. A ellos se sumaron empleados de la empresa de mantenimiento del parque Delicias y personal de FCC, que vació los contenedores situados en el parque y en los que agruparon decenas de bolsas con desperdicios.

"Hay sobre todo botellas, cristales rotos, tetrabriks... Ya casi hemos acabado, pero nosotros llevamos aquí desde las ocho y estamos casi toda la empresa", indicaron Fran Sanjuán, Francisco Bazán y Pedro Viamonte, algunos de los operarios de Umbela que ayer se preocuparon en dejar al parque bonito. Su trabajo ya era más que perceptible hacia las diez de la mañana, cuando apenas quedaban residuos en el césped y ya se retiraban las vallas que protegieron el lago y las barras portátiles.

Paseantes y vecinos coincidieron en valorar la "rapidez" en la limpieza de esta zona, aunque las opiniones sobre si la fiesta debe celebrarse en el Tío Jorge en otras ediciones seguían siendo dispares. "Otros años, cuando se celebraba aquí, el parque se quedaba hecho polvo. Este año se han dado mucha prisa en limpiar", indicó Javier Ramírez, un jubilado que daba su paseo diario por el parque. "A mí me da igual que la Cincomarzada venga aquí o no", añadió.

A Rosario Marín, también vecina del barrio, seguía sin convencerle ni la fiesta ni la limpieza. "Yo no quiero que se celebre aquí y eso que se ve que se han dado prisa en limpiar". A su juicio, deberían haberse instalado contenedores para dejar los residuos "por separado" en el caso de plásticos y vidrios y, además, "el paso de los camiones" ha "roto" algunos desagües "al ser de plástico". "Si hay compensaciones, que vengan", aseguró Ramón Ramírez, vecino de Balsas de Ebro Viejo. "La asociación vecinal ha conseguido bastantes cosas. Por ejemplo, en Balsas llevábamos quince años sin que nos podaran los árboles", indicó. "Que sigan con la plantación de árboles y se lleven las cotorras", apuntó. En el otro lado, Ramón Laimperial y Margarita Llorente, más que dispuestos a que la Cincomarzada se quede en el parque. "Es una fiesta popular que es una vez al año. Es normal que se quede sucio, luego se limpia y ya está", aseguró Ramón. "Y es la tradición", apostilló Margarita. O Arancha López: "Ya ayer se veía que se iba a quedar más limpio que otras veces".