Pese a haberse suspendido el programa de empleo para atraer a gente joven por la avalancha de solicitudes (dos de cada tres fueron españolas), Alemania sigue requiriendo mano de obra joven y formada para satisfacer sus necesidades. Por eso, dos alumnos del Centro Alemán se han sumergido en el aprendizaje del idioma. Su objetivo es entrar en la afamada formación profesional alemana y ser electricistas. Es un sistema dual entre empresa y escuela. Por delante, un horizonte de tres años. El coste del curso, del viaje y de las prácticas corre a cuenta de las arcas germanas.