"Aún puede palparse la división religiosa entre musulmanes, croatas y serbios. El número de efectivos internacionales tiende a reducirse, pero aún habrá que permanecer mucho tiempo en el país antes de abandonarlo".

Esas son las sensaciones del brigada Bravo, uno de los 86 militares que partirán hacia Mostar (Bosnia) los días 11 y 18 de agosto dentro del Elemento de Apoyo Nacional Español XXV (SNSE XXV). Bravo estuvo recientemente en la ciudad para realizar una misión de reconocimiento junto al capitán Jiménez. "Mostar tiene grandes carencias en infraestructuras y comunicaciones", explicó Jiménez.

Ayer, el acuartelamiento Capitán Mayoral de Zaragoza, sede de la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG 41) --que aporta 13 efectivos--, acogió el acto de transferencia de autoridad entre el Mando de Apoyo Logístico Regional Pirenaico y el Mando de Apoyo Logístico en Operaciones, del cual dependerán los soldados en Mostar.

La localidad volvió a la luz pública hace diez días, con motivo de la reinauguración del puente más famoso de la ciudad sobre el río Neretva --el Stari Most--, que fue destrozado por los croatas en 1993. Pero este gesto, valorado por los líderes europeos como un símbolo de concordia, no sirve para esconder algunas de las tensiones que aún afectan a una sociedad en la que la pluralidad religiosa --musulmanes, católicos y ortodoxos-- se saldó con más de 200.000 muertos entre 1992 y 1995.

"Cuando reconocimos la ciudad, había cierto miedo a que las facciones más radicales actuaran de nuevo, aunque la mayoría de la población no comparte esa actitud. Las familias que perdieron a seres queridos saben quién mató a quién y ahora les toca convivir. Además, los hospitales y asilos también necesitan ayuda", indicó a este diario el jefe del contingente, teniente coronel Francisco Javier Peñarrubia.

Los efectivos del SNSE XXV, que permanecerán cuatro meses en el aeropuerto de Mostar, realizarán labores de abastecimiento, asistencia sanitaria, transporte y mantenimiento al resto de militares españoles de la zona. Otros 16 soldados se sumarán al grupo cuando se cumpla el ecuador de la misión.

Peñarrubia destacó la importancia de "desarrollar las estructuras necesarias para que el país se integre en Europa". Hay que evitar que suceda lo que ocurrió hace doce años", concluyó.

Efectivos en Afganistán

Un grupo de entre 50 y 70 militares destinados en el Ala 31 y en el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) de Zaragoza establecerán un nuevo destacamento en Termes (Uzbekistán), Dushenbé (Tayikistán) o Manás (Kirguizistán) para crear un puente aéreo con Afganistán, donde el Ejército español aumentará su presencia militar a 540 soldados. En principio, la opción de Manás es la que cuenta con más posibilidades, ya que el Ejército estuvo allí presente entre febrero del 2002 y junio del 2003.

Según informaron fuentes del Ala 31, el objetivo es fletar vuelos a Kabul y el norte del país, para lo cual se emplearán uno o dos Hércules. Los militares viajarán entre los días 17 y 25 de este mes, aunque un primer avión ya realizó un reconocimiento hace diez días y otro trasladó al personal español que se desplazó a Afganistán para el transporte de más de 127 toneladas de ayuda humanitaria.