No existe ninguna línea del AVE en el mundo que discurra por terrenos con un nivel de riesgo geológico tan grande como la de Madrid-Lérida. A pesar de ello, el mensaje es de esperanza, porque hay herramientas para prevenir problemas y riesgos en zonas complicadas, tan sólo hace falta voluntad política", concluyó ayer el investigador Francisco Ayala, del Instituto Geológico y Minero de España.

En una de las mesas redondas organizadas dentro del VI Congreso Geológico de España, Ayala dijo que el riesgo de hundimientos en el corredor ferroviario del AVE es unas 300 veces superior al "socialmente admisible" (entendiendo por éste una probabilidad sobre 100.000 en un año).

Este ingeniero de Minas admitió que "el riesgo kárstico es insidioso y difícil, porque a diferencia de las inundaciones o movimientos de tierras, aquí sólo se ve el resultado final". Y para el caso de la línea del AVE "el problema, que de por sí es ya evidente, está en saber en qué medida este riesgo es admisible o no, dado que hablamos de víctimas humanas".

Para cuantificar los criterios de aceptabilidad social, Francisco Ayala se basó en la probabilidad de ocurrencia y las consecuencias con víctimas. Del primero, afirmó que la zona kárstica del AVE --cuya extensión es bastante amplia-- tiene una tasa de actividad muy alta. Y del segundo, expuso el único caso de accidente de tren de alta velocidad, ocurrido en Alemania --sin relación con dolinas--, con 100 fallecidos.

En cuanto a los métodos de detección, añadió que todos "tienen limitaciones", por lo que recomendó el "sistema de vigilancia en tiempo real" como solución.

EVITAR ZONAS PELIGROSAS El resto de esta mesa de debate lo componían Francisco Gutiérrez Santolalla, geólogo de la Universidad de Zaragoza, que destacó que el entorno de Zaragoza y Calatayud son "dos de las zonas más estudiadas del mundo por su actividad kárstica", y pidió evitar las zonas potencialmente más peligrosas como primera medida de prevención. "Para ello los mapas geomorfológicos son muy valiosos, ya que se construye encima de dolinas preexistentes ya conocidas".

Manuel Gutiérrez Claverol, de la Universidad de Oviedo, expuso el ejemplo ocurrido a finales de los 90 en Oviedo, al aparecer una sima mientras se excavaba en un solar anexo para construir aparcamientos. Como consecuencia, 362 viviendas fueron demolidas.

Por su parte, Octavio Plumed, del laboratorio privado Entecsa, de Zaragoza, informó sobre las posibles soluciones técnicas, que pasan desde la colocación de pilotes a losas y vigas de cimentación flotantes y, sobre todo, un plan de mantenimiento y vigilancia permanente.

Francisco Ayala, junto con el geólogo Juan José Durán, ambos del Instituto Geológico y Minero de España, presentaron un informe sobre la línea del AVE en el entorno de Zaragoza que EL PERIODICO publicó en noviembre del 2003. Ahí se indicaba que se pueden abrir hasta tres socavones bajo las vías cada 50 años a lo largo de los 20 kilómetros ferroviarios del entorno de la capital aragonesa.