Las obras del edificio número 46 de la céntrica calle San Miguel han sido paralizadas por orden del Ayuntamiento de Zaragoza después de comprobar que se habían derribado partes del inmueble de interés arquitectónico que están catalogadas y para lo que no había licencia. Los responsables de la obra, además de ser sancionados, tendrán que presentar en Urbanismo un proyecto de reconstrucción de las partes derruidas que estaban protegidas.

Desde el área de Urbanismo explicaron que en una primera inspección realizada en el edificio se detectó que se había actuado «en más partes de lo que les permitía la licencia», como la fachada delantera, donde se han tirado las barandillas y las losas de los balcones, así como en su interior. Además, la licencia solo permitía actuar hasta la primera crujía, y han tirado hasta la segunda.

Los responsables fueron citados en Urbanismo para justificar los motivos por los que habían rebasado los límites de la licencia, algo que no hicieron, por lo que, tras una segunda inspección, han vuelto a ser llamados para comparecer ante los técnicos, aunque esta vez será para explicar cómo van a reparar aquellas zonas en las que no se podía actuar y que tienen que devolver a su estado original.

Según explicaron desde Urbanismo, cuando se otorgó la licencia de obra se incluyeron las condiciones fijadas por la comisión provincial de Patrimonio en las que se detallaba qué partes había que respetar. Por ahora se desconoce a cuánto ascenderá la sanción y cuándo se retomarán las obras. Los técnicos municipales están a la espera de conocer el proyecto de restauración y los informes necesarios para poder estimar la multa.

POLÉMICA

Este edificio no es la primera vez que genera polémica. Varias asociaciones vecinales y Ecologistas en Acción presentaron un recurso administrativo contra la Gerencia de Urbanismo del ayuntamiento el pasado mes de enero, cuando se aprobó la licencia de obra.

En concreto, rechazaban la construcción de un garaje con capacidad para 28 vehículos que, para acceder, tendrán que circular por un tramo de la calle que es peatonal y está restringido para los vehículos, modificando así la esencia de esta zona de la ciudad por la que cada día pasean cientos de personas.

Para poder llegar al subterráneo, los conductores tendrán que hacerlo desde la calle Hermanos Ibarra y recorrer 12,5 metros de San Miguel hasta la puerta de acceso. Algo que no gustó nada a los vecinos cuando conocieron la noticia.

Hay que recordar que se trata de una de las primera vías que se peatonalizaron en el centro de Zaragoza.