Ni culpables ni sanciones. Las partes afectadas por el ruido que genera el ocio nocturno en la ciudad de Zaragoza, desde vecinos a hosteleros pasando por las administraciones y policía local, buscan desde este jueves soluciones a un problema que lleva enquistado más de 40 años.

Es lo que se ha puesto de manifiesto en la mesa de mediación convocada por el Justicia de Aragón, Ángel Dolado, y que este jueves ha reunido a la plataforma de afectados por el ruido, integrada por nueve entidades vecinales, a los representantes de la asociación de Cafés y Bares y a los de las administraciones con competencias en las posibles materias afectadas (Ayuntamiento, Gobierno de Aragón y Subdelegación del Gobierno).

Se trata del "terreno de juego" a partir del cual sean las partes las que propongan las soluciones a adoptar, según ha explicado Dolado a los medios en un receso de la reunión que, ha informado, se desarrolla en un ambiente positivo en el que todas las partes han mostrado su satisfacción por poder debatir cara a cara.

Aunque uno de los puntos de fricción en la problemática del ruido que genera el ocio nocturno ha sido el borrador de la nueva ordenanza municipal que lo regula, el Justicia ha incidido en la necesidad de contar con una nueva normativa que actualice la de 2001.

Entre otras cuestiones para que el nuevo mapa del ruido esté adaptado a los decibelios que marca la nueva ordenanza, acorde a lo establecido en las normativas estatales y autonómicas, de rango superior.

Para Dolado, el problema es "cómo conciliar derechos fundamentales como la salud pública y el derecho a la intimidad con la libertad empresarial".

Además de que no todos los establecimientos son de la misma naturaleza empresarial, el Justicia ha hecho hincapié en el problema del incumplimiento de los horarios y el que genera cuando se disuelven los puntos de botellón y se acude a las calles donde hay bares nocturnos, pero también ha hecho una llamada a la reflexión de los progenitores de menores que acuden a botellones.

Desde la plataforma de afectados por el ruido, Miguel Morte ha destacado que esta mesa de diálogo supone una "oportunidad después de 40 años para poder hablar" y ha destacado que todas las partes hayan reconocido la necesidad de una nueva normativa y de que las molestias que genera el ruido es un "problema grave".

Morte reconoce que aunque las actividades hosteleras generan problemas no son los únicos responsables, por lo que incide en la necesidad de que se identifique el origen pero no con el fin de hallar culpables o imponer sanciones sino para que "nos dejen vivir en casa".

Por su parte, José Luis Sanz, vocal de la plataforma de ocio nocturno de Cafés y Bares, ha respaldado que todo lo que se haga a favor de mejorar la convivencia "está bien", al tiempo que ha subrayado el compromiso del sector, "a veces más de lo que se puede exigir", para evitar molestias con vigilantes pagados para evitar que se saquen bebidas fuera de los locales o que se grite.

Por eso considera que algunos aspectos de la nueva ordenanza presentan "incongruencias" o son poco concretos como que se les responsabilice a los hosteleros de lo que ocurre "de puertas para afuera" o el establecimiento de zonas saturadas, por lo que ha anunciado la presentación de 80 alegaciones a la normativa.