Para una vez que la contratación de personas con discapacidad es un criterio decisivo para resolver un concurso público, se ha convertido en una nueva mecha para encender la polémica. Porque el Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido conceder las dos únicas licencias para operar en la ciudad con los patinetes eléctricos compartidos de alquiler a dos firmas licitadoras, Koko y Reby, a las que el azar, la picaresca o el compromiso con aquellos que tienen más complicado el acceso al mercado laboral, o una mezcla de todo ello, ha jugado a su favor. Y porque los que han perdido echan chispas por ello.

Su victoria hace que firmas como la multinacional Lime se quede apeada y obligada a marcharse en un mes, o que Alosa, del Grupo Avanza y que concurría con Eskay (que ya opera en Madrid), no haya podido hacer valer los 12 empleados con discapacidad que aportaba, el número más alto de todas las ofertas presentadas. Por el hecho de tener en plantilla a 337 trabajadores, dejando su porcentaje en un insuficiente 3,51%.

No ha sentado nada bien que una de las ganadoras, Koko, haya obtenido una de las licencias habiendo contratado a su único trabajador con discapacidad, de un total de 8 en plantilla, este mismo año, pocos días antes del límite del 31 de enero que el ayuntamiento estableció como válido para hacerlo. Esa habilidad ha roto el múltiple empate a 100 puntos en el que se encontraban 10 licitadores.

La otra firma ganadora, Reby Rides, obtuvo la mejor puntuación, ya que diez de los 57 empleados que aportaba, un 17,54%, tienen discapacidad, aunque ninguno de ellos pertenece a esta empresa que ya opera en ciudades importantes como Barcelona. Son de Novo Rehum, con la que iba en UTE, un centro especial de empleo ubicado «desde hace 43 años» en el municipio zaragozano de Villamayor. Su responsable, Berta Guerrero, prefiere mantener la cautela a la hora de valorar el resultado, porque quedan diez días para poder alegar y es probable que haya algún recurso. «Pero es un orgullo para nosotros el hecho de que haya sido decisoria la discapacidad, porque llevamos más de 40 años trabajando con estas personas que necesitan una oportunidad laboral».

En su caso, el acuerdo con Reby pasa por que esta ponga la tecnología, ya que es fabricante de patinetes eléctricos, y el centro especial de empleo de Villamayor, que trabaja principalmente con personas con discapacidad intelectual, se encargue «de la logística y el mantenimiento». Así que no hay picaresca en esta UTE, pensada desde el principio para colaborar juntos.

Entre los que han perdido está Alosa. Su responsable de Movilidad Urbana, Manuel Ramo, aseguró que «no hay nada decidido» todavía sobre qué hacer tras conocerse el resultado, ya que el ayuntamiento «no ha comunicado aún nada, solo hay un acta en el perfil del contratante». «Cuando lo hagan estudiaremos si recurrimos o no según los criterios que argumenten, pero no lo descartamos», afirmó.

Pero en Koko responden que ellos sí que tuvieron en cuenta todas las cláusulas del pliego, también la que marcaba los empleados con discapacidad como criterio para deshacer un posible empate y lo contrataron días antes de ese 31 de marzo. Aunque ya estaba previsto y colaborará con una entidad.

Lo que para uno puede ser picaresca, para otros quizá es torpeza. Pero tampoco ayuda que otros, como Voi, con 6 empleados en plantilla, intentara contratar a un trabajador con discapacidad el 18 de marzo, pasado ese 31 de enero y no le haya funcionado, al igual que Micro Mobility, seis días antes, o Ari a dos, el 8 de febrero y el 1 de marzo. Para el ayuntamiento no hay debate: «La redacción de los pliegos es la correcta. En todo caso, se recurre antes de la presentación de ofertas, nunca después de la adjudicación. Una queja en este momento está fuera de toda lógica», replicó.