Los trabajadores agrarios se concentraron ayer en Fraga para protestar por su precaria situación laboral y exigir un nuevo convenio colectivo. La cita estuvo impulsada por la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) y pretenden denunciar el bloqueo en la negociación de marco general para los temporeros que se dedican principalmente a la recogida de la fruta en la provincia altoaragonesa, algo que afecta a unos 11.000 trabajadores.

La concentración, en la que participaron varias decenas de temporeros de diferentes puntos de la provincia, sirvió para evidenciar «un conflicto estancado», según expresó el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT, José Juan Arcéiz Arcéiz. Las centrales ya criticaron la semana pasada que la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) se resistía a aplicar de forma correcta la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). «En el resto de aspectos ya nos hemos puesto de acuerdo», reconoció.

Si esta medida de presión no funciona, para el próximo 23 de julio está convocada una huelga a la que están llamados todos los integrantes del sector agropecuario de la provincia. «Estamos exigiendo algo tan sencillo como que se cumpla la ley», dicen. Y reconocen que es una medida de presión extrema y con pocos precedentes, por lo que no descartan que se pueda desconvocar mañana si las tres entidaes (UGT, CCOO y UAGA) logran alcanzar un acuerdo en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA).

La concentración de Fraga permitió también visibilizar, con la presencia de un buen número de trabajadores inmigrantes, el «fraude y la precariedad» en las que se basan muchas de las relaciones laborales en el campo. En el inico de la campaña se conovocaron marchas similares en Caspe y La Almunia.

MIEDO EN LAS CUADRILLAS

Los representantes de los trabajadores asumieron que la protesta podría haber sido mayor, pero que por las circunstancias personales de los propios temporeros este tipo de llamamientos tienen mucha complicación. «Algunos trabajadores nos han dicho que tienen miedo», indicó Arcéiz. Las dos organizaciones convocantes se han desplazado durante la semana con dos furgonetas a los campos para explicar a las cuadrillas de recogida de fruta la situación actual y para recordar que están prohibidas las coacciones.

El germen de la polémica surgió de las diferentes formas de interpretar la fórmula del cálculo del SMI. La Inspección de Trabajo de Huesca metió más presión a UAGA al emitir un informe en el que se señalaba que para calcular el nuevo salario mínimo que le corresponde a los temporeros agrícolas hay que dividir el total anual, que son 12.600€, por el número de horas que vienen recogidas en convenio, y que en el caso de la provincia oscense está establecido en 1.760 horas. Un documento que aunque no es vinculante, da la razón a UGT y CCOO.

Así, aplicando los criterios del nuevo decreto del SMI, la hora trabajada por un temporero debería alcanzar los 7,16 €, mientras que UAGA (siempre bajo la versión de los sindicatos de clase) plantea 6,90 euros en su oferta más generosa.