El Pilar no es cualquier cosa en Zaragoza, bien se sabe. Tampoco en Aragón, ni en el mundo, donde Virgen y catedral llaman la atención incluso con las puertas cerradas. Ateos y católicos, creyentes o escépticos, se reparten admiración y adoración. La Pilarica es otra cosa, intocable casi para cualquiera en la ciudad, reverenciada en numerosos puntos del planeta. Hablan por sí solos los números de estos días, los últimos 50, del tremendo seguimiento que ha habido en la web ‘virgendelpilar.es’. «Ha recibido durante este tiempo un millón de visitas, algunas recurrentes, entre la gente que ha entrado a rezar y la audiencia de las retransmisiones de las misas. Solo la del 15 de marzo tuvo 10.000 conexiones, hubo otras importantes también en Semana Santa…», explica José María Albalad, director de la Oficina de Comunicación de la Iglesia en Aragón (Oficia).

De ese millón calculado de personas que han pasado a ver a la Virgen desde sus domicilios, el 90% pertenece a residentes en España. En el 10% restante manda Argentina, seguida de México, Colombia, Estados Unidos y Perú. Aunque ha habido de Alemania, Filipinas...

La página está interrumpida temporalmente porque el cabildo está estudiando mantener ese servicio de manera permanente ante la gran respuesta que ha encontrado. «Ha sido muy gratificante leer todos esos mensajes de la gente. Han sabido valorarlo cuantitativa y cualitativamente. Ha habido un esfuerzo específico en Aragón por parte de los sacerdotes por seguir cerca de sus comunidades. Es decir, la Iglesia no ha cerrado, ha seguido presente adaptada a este escenario», manifiesta Albalad, que espera la confirmación oficial para poder anunciar que la basílica zaragozana reabre sus puertas el lunes.

La idea es habilitar toda la basílica, pero en dos partes independientes. La verjas del altar mayor, las que antes se iban abriendo y cerrando, estos días permanecerán cerradas y servirán de separación. Habrá dos espacios claramente diferenciados. Por un lado, el de la santa capilla y su entorno, que se destinará fundamentalmente a la oración y la confesión; por otro, el altar mayor, donde se celebrarán todas las misas, incluidas las de diario. También e utilizarán los confesionarios con normalidad, excepto que los penitentes se acercarán por los laterales.

Ya se han pensado los horarios, distintos porque la catedral cerrará en las horas del mediodía. Se abrirá de 8.30 a 13.30 horas y de 16.30 a 20.30. También se mantienen las misas (9.00, 10.00, 11.00, 12.00, 13.00, 17.00, 18.00, 19.00 y 20.00 horas) y la tienda de las medidas de la Virgen (de 9.30 a 13.30 y 16.30 a 20.30 horas).

Para entrar quedarán los accesos desde la plaza, las puertas de Echegaray y Caballero seguirán cerradas. La entrada y salida se hará por idéntico lugar. Es decir, si se entra por la zona de la capilla, habrá que salir por el mismo sitio, igual que si es por el altar mayor.

En cuanto al aforo, está medido al centímetro. Se permitirá que haya 142 personas a la vez en la zona del altar mayor y 64 en la de la santa capilla. Lógicamente, se regulará la entrada con el personal de seguridad, «pero pedimos la colaboración de los fieles para que acudan con prudencia y acatando las indicaciones que buscan conjugar el culto y la seguridad de todos», afirma Albalad.

Precisamente por esa seguridad se han marcado los bancos al estilo del tranvía, para hacerse una idea, y se mantienen las medidas que ya había antes de que se cerrase el templo como la retirada del agua bendita o la recomendación de que los gestos devocionales se hagan sin contacto físico.

El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, dejó abierta la casuística particular para cada parroquia y en la Diócesis de Barbastro-Monzón, por ejemplo, ya limpian y desinfectan sus templos para abrir el lunes también. «Estamos en esa fase en que los distintos templos están aterrizando las disposiciones del arzobispo para poder reabrir cuando lo permitan las autoridades», señala Albalad, que confirma que La Seo no abrirá en la fase 1: «En este momento se han centrado todos los esfuerzos en El Pilar, para abrirlo en las condiciones requeridas, para garantizar la devoción de los fieles y el culto y también las medidas de seguridad e higiene de acuerdo a las indicaciones de las autoridades sanitarias y civiles.