La batalla contra el covid tiene este domingo en Aragón una imagen muy concreta: la de una mujer de 80 años llamada Emilia Nájera. Ella ha sido la primera persona de la comunidad en ser vacunada contra el coronavirus después de que a primera hora las dosis de la firma Pfizer correspondientes a las primeras remesas previstas llegaran a la capital aragonesa.

Tras ser vacunada, Emilia Nájera, ha asegurado que ante la posibilidad de optar por inocularse o no "no lo pensé en ningún momento". Es más, señaló que los ancianos tienen que ser los primeros porque "¿qué haría el mundo sin abuelos?¿Qué harían los nietos, pobrecitos, que harían sin sus abuelos para que los saquen a pasear y los lleven al colegio y los cuiden? Porque los padres tienen que trabajar", manifestó al recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer.

La mujer, que se mostró muy contenta, apuntó que "tenemos que ser los primeros y además es que es una cosa buena para todo el mundo porque nos va a curar y nos a permitir abrazarnos todos, porque nos queremos y echamos en falta los abrazos".

Emilia aseguró que no ha pasado el virus, porque "aquí me han cuidado mucho y he cumplido con todas las cosas que me han dicho. No salgo todavía, llevo la mascarilla a todas horas, las manos... Hago todo lo posible por no cogerlo, y como lo he hecho, no lo he cogido", subrayó esta aragonesa que añade que "no me quiere el bicho. Soy bastante bicho yo ya".

En concreto, las dosis han llegado hasta el hospital Clínico de Zaragoza un total de 63 viales con 315 dosis desde el centro logístico que la farmacéutica tiene en Guadalajara. El vehículo que transportaba las primeras vacunas ha llegado al centro hacia las 10 de esta mañana para ser guardadas en los dos ultracongeladores instalados en los últimos días en el Clínico para su posterior distribución a las residencias para ser inoculadas a los primeros aragoneses en recibir la vacuna.

Alrededor de las 11 ya estaba la vacuna en la residencia Romareda, cercana al Lozano Blesa, donde en torno al mediodía se ha vacunado a Emilia Najera, que lleva desde el año 2008 en esta residencia pública. Instantes después se ha vacunado María Sanz, enfermera, que desempeña el puesto de responsable asistencial. Tiene 45 años.

La primera vacunada, Emilia, no ha ocultado su ilusión por poder volver a abrazar a los suyos. "A ver si nos curamos todos y podemos abrazarnos. El día que coja a mis hijas no las soltaré no sé en cuánto tiempo, hasta que nos cansemos de darnos besos y abrazos", ha asegurado. También, en este momento tan especial, en su recuerdo estaban sus cinco nietos. "Los quiero mucho a todos, como es natural. Y este año no hemos tenido ni Navidades ni nada de nada... pero cuando se pueda, ya lo haremos", ha insistido. Además, Emilia ha reflexionado que para recibir la vacuna "no hay que ser valiente; hay que pensar las cosas, y esto es un favor para nosotros. No hay más que decidirse, y decir sí".

"A ver si podemos contra él, que somos muchos"

En la residencia Romareda de Zaragoza también ha sido vacunada esta mañana Carmen García, otra de las residentes que vive en el centro junto a su marido. Poco antes de la vacunación dijo estar "bien", aunque reconoció que "no tengo el mejor día". Apenas unos segundos después de la inoculación, Carmen aseguró que el dolor "se puede llevar", aunque dijo ser pesimista sobre el virus. "Igual se va y viene otro peor", aseguró, si bien añadió que "a ver si entre todos podemos contra él que somos muchos".

Carmen dio gracias a todos por el esfuerzo y al personal de la residencia por tratarles tan bien y darles “buena comida y abundante”.

La emoción de los primeros profesionales sanitarios: "Hemos sido el cortafuegos y ojalá hubiéramos tenido esto antes"

"Estoy muy emocionada y muy feliz, de verdad. Feliz de que me vacunen mis compañeras después de todo lo que hemos vivido. Estoy impaciente". Esas fueron las primeras palabras de María Sanz, una trabajadora de la residencia Romareda que, tras el pinchazo, dijo sentirse contenta.

"Tenía muy claro vacunarme -subrayó—porque me parece muy importante dar mucha seguridad y dar mucha confianza a todos los compañeros sanitarios y sociosanitarios que trabajan en centros". Además, esta trabajadora precisó que “la vacuna representa unos valores fundamentales: el apoyo por la ciencia y la tecnología porque creo que esto nos sacará de esta crisis tan tremenda, y por otro lado la solidaridad, un valor que debemos compartir porque si no lo hacemos todos no será eficaz 100% y creo que es el camino para salir de todo esto".

María Sanz echó la vista atrás después de recibir la dosis de Pfizer y subrayó que "cualquiera que haya vivido aquí, en centros sanitarios u hospitalarios tiene que estar impaciente por dar un primer paso para acabar con todo esto". En este sentido, se acordó de sus padres, su familia, su hermana y toda la gente que quiere. “Quiero poder abrazarlos y recuperar nuestra vida cuanto antes, aunque sé que va a costar y tenemos que ser disciplinados todavía. Pero estoy segura de que este es un paso fundamental”.

Tras la vacunación le dieron el correspondiente certificado que dijo guardará “con mucho cariño” porque “es un momento muy importante”.

Fernando Artal, el segundo trabajador vacunado en la residencia Romareda, ha señalado que con este paso siente que "empezamos a salir de todo lo que hemos pasado". "Ha habido unos meses muy, muy complicados aquí, con muchas obligaciones aquí. Y cualquier cosa que nos sirva para volver a una cierta normalidad, hay que hacerla", ha insistido.

Artal reflexionaba también sobre la vacuna como una herramienta que permita afrontar de mejor manera la lucha pendiente contra el virus en los próximos meses. "Hemos sido el cortafuegos y ojalá hubiéramos tenido esto antes. En estos meses en los que hemos estado encerrados, dependiendo todos de todos, su salud dependía de la nuestra y la nuestra de la suya, y por eso nos teníamos que vacunar juntos", ha señalado. La solidaridad, como valor fundamental en este primer día de vacunas en Aragón, Espñaa y Europa. "Vacunarnos todos para ayudarnos todos", resumía el enfermero.

"Hemos estado nosotros y sanitarios en la primera fila y necesitamos estar preparados y protegidos por si se nos necesita", ha manifestado.

Lidia Navarro y José Bruballa, primeros vacunados en Huesca

Lidia Navarro y José Bruballa, primeros vacunados en HuescaLidia Navarro, de 84 años, y José Bruballa, de 86, internos en la residencia Somontano de Barbastro, han sido las primeras personas en recibir la vacuna contra el coronavirus en la provincia de Huesca.

Según informa el Gobierno aragonés, tranquila, pero emocionada al tiempo, Lidia ha manifestado: "no os podéis imaginar las ganas que tengo de que todo vuelva a la normalidad", unas palabras y una actitud positiva y vital que han sido celebradas con aplausos por los trabajadores de este pequeño centro.

Un entusiasmo que ha compartido José Bruballa, el segundo residente de este centro en recibir la vacuna, que no dudó en ofrecerse a ser uno de los primeros en recibir la vacuna, porque, según ha afirmado, "es necesario ponerse la vacuna".

Junto a ellos ha recibido también la vacuna María Carmen Cortes, enfermera de la residencia. En total, en este centro de Barbastro han sido vacunados 35 residentes y 10 trabajadores.

"Para nosotros -ha explicado la directora de la residencia, Mamen Pueyo- es un respiro y una ilusión ver la llegada de la vacuna. Esperamos que sea efectiva y que, gracias a ella, podamos recuperar la normalidad que hemos perdido". Se ha mostrado, además, "orgullosa" del comportamiento de todo el personal porque, ha subrayado, "todos han prescindido de aspectos de su vida personal para proteger a los mayores".

Junto a ella, el director provincial del IASS en Huesca, Eloy Torre, ha recordado que "la prudencia y la responsabilidad deben seguir imperando, aunque a ellas se suman la ilusión y la esperanza que ha traído la vacuna".

Ángel Loras, primer turolense en ser vacunado con más de dos horas de retraso

El sanitario y policía local Ángel Loras ha sido el primer turolense en recibir la vacuna de Pfizer contra la covid-19 en la provincia de Teruel, que estaba prevista inyectar a las cinco de la tarde de este domingo, pero que se ha retrasado más de dos horas debido a que la temperatura a la que han llegado las dosis era inferior a la prevista.

Loras ha recibido la vacuna en el Asilo Hogar San José de la capital turolense, con unas fuertes medidas de seguridad que han contemplado el despliegue de agentes de la Policía Nacional, Policía Local y Policía Autonómica, además de la protección de las monjas del centro, que se han negado a hacer público el nombre del primer anciano en ser vacunado.

No obstante, fuentes sanitarias han confirmado que la primera residente en recibir la vacuna frente a la covid-19 en Teruel se trata de una mujer de 86 años, a la que seguirán unas noventa personas más, entre sanitarios y ancianos del mismo centro.

La gerente del sector sanitario de Teruel, Perla Borao, ha explicado a los medios de comunicación, a las puertas de Hogar San José, que este domingo han llegado a Teruel 15 viales de la vacuna, lo que suponen unas 90 dosis, pese a que a que inicialmente se esperaban 117, aunque ha argumentado que desde un primer momento eran conscientes de que esa cifra podría variar.