Prisión provisional, comunicada y sin fianza. Esa fue la decisión que ayer por la noche tomó el titular del Juzgado de Instrucción número 11, Luis Fernando Ariste, con respecto a D. Z. A., de 23 años, por la brutal paliza que mantiene en coma inducido a otro joven. La agresión se produjo en las puertas de la discoteca Supernova de la capital aragonesa, donde la víctima estaba de celebración de una boda.

El supuesto autor, que fue asistido durante su declaración por la abogada Cristina Ruiz-Galbe, quedó imputado por un delito de tentativa de homicidio debido a las graves lesiones que ocasionó a la víctima. D. Z. A. tiene antecedentes policiales por hechos similares, según fuentes consultadas.

El lesionado, Manuel, evoluciona favorablemente, dentro de la gravedad en la uci del hospital Clínico Lozano Blesa de la capital aragonesa, donde los sanitarios, ante los traumatismos que presentaba, decidieron inducirle el coma para reducir los riesgos.

Los hechos, tal y como adelantó este diario, tuvieron lugar de la madrugada del sábado al domingo en los exteriores de esta discoteca situada en la margen izquierda del Ebro, junto al puente de La Almozara.

Sin motivo aparente, aunque está siendo investigado por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, D. Z. A. se aproximó a la víctima y le dio varios puñetazos que le hicieron caer al suelo. Ahí le apaleó. Inmediatamente se acercaron hasta el lugar los miembros de seguridad privada del complejo hostelero, quienes pudieron parar la agresión, aunque no pudieron impedir que el sospechoso saliera corriendo.

La víctima fue atendida y estabilizada en el lugar de la paliza hasta que pudo ser trasladada con urgencia al hospital Clínico de la capital aragonesa, donde permanece ingresado. Gracias a los testigos y a las cámaras de seguridad, los investigadores pudieron dar con una imagen del sospechoso que, casualmente, estaba fichado policialmente por hechos similares. Una vez localizado, el Cuerpo Nacional de Policía procedió a su arresto el pasado lunes.

A partir de ahora, el juez instructor tendrá que indagar si existía ánimo de matar en el autor de esta agresión. De considerarlo así y ser juzgado por ello, el Código Penal español establece una pena de cinco a diez años de privación de libertad. Un delito de lesiones graves tiene un máximo de cinco años.