La consejería de Educación del Gobierno de Aragón dio la orden el domingo de suspender las clases (Infantil, Primaria y Secundaria). La decisión se tomó después de la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada y se debió a las bajas temperaturas que se van a alcanzar durante estos días en muchos puntos del territorio aragonés. Pero la medida no se entendió igual en todo el territorio. En el Pirineo, explican, la semana pasada ya se alcanzaron temperaturas gélidas «y nadie se acordó» de sus escolares. Sin embargo, ahora, muchas familias se han tenido que «buscar la vida» para poder conciliar el trabajo con el cuidado de los menores, que ni ayer ni hoy tuvieron clase. Frente a ello, el Ayuntamiento de Zaragoza decidió mantener abiertas las escuelas infantiles.

«El invierno siempre es duro y la nieve es habitual. Aquí los niños están preparados y tenemos ropa. ¿Hace frío? Sí. Pero es que el miércoles también va a hacer frío y los niños tendrán que volver al colegio», explicaba Adriana Birsan, madre de un niño que asiste al colegio en Villanúa, en el que estudian unos 50 alumnos. Su lamento no se debe a que quiera que se suspendan las clases siempre que haga frío, sino a lo contrario. «Es una ofensa que se hayan dado cuenta que el frío es un problema cuando pasa en Zaragoza. Las cosas tienen que pasar en Zaragoza para que se preocupen», lamenta.

Birsan cuenta que Filomena ha traído nieve, sí, pero ha caído menos que la semana pasada. «Yo he tenido suerte porque no he tenido que trabajar, pero imagínate sino», dice Birsan. Ángela Millán no ha tenido que imaginárselo. Esta madre de dos hijos ha tenido que seguir trabajando desde casa (lo hace normalmente) mientras sus pequeños estaban en el hogar. «Está siendo un caos. Casi me da un infarto. Encima nos enteramos el domingo por la tarde y no hemos tenido tiempo para poder buscar soluciones. Aquí no hay canguros ni servicios de conciliación», explica Millán, que vive en Piedrafita de Jaca, cuyos niños asisten al colegio en Biescas.

«Y yo trabajo en casa, ¿pero los que tienen que irse a una fábrica? Se les llena la boca hablando de la España vacía pero no entienden que Aragón es muy grande y tiene circunstancias muy diferentes», declara también la mujer. En la misma línea se pronunciaba el alcalde de Sallent de Gállego, Jesús Gericó. «Es un sinsentido tratar a todos por igual. La semana pasada se alcanzaron los 13 grados bajo cero y nadie dijo nada. Aquí el invierno es así», dice. Asimismo, la preocupación que parece tener ahora el Gobierno de Aragón por el hielo en las carreteras «es la misma por la que protestamos nosotros cuando pedimos institutos en los pueblos». «Si es peligroso circular por carretera ahora aquí lo es casi todos los inviernos», expresa el regidor.

Desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar), las críticas de estos colectivos «se han recogido y atendido» y desde la organización explican que estos problemas no hacen sino demostrar que «el problema de la conciliación es irresoluble». Y la culpa, según Fapar, es de la «falta de voluntad política». «No es de ahora, nunca se han preocupado», dicen fuentes de la federación.

Sobre la decisión de anular las clases, Fapar respeta la decisión de la consejería porque entienden que la medida se tomó con la «información suficiente».

Exámenes en la Universidad de Zaragoza

El frío y el estado de las carreteras también está causando problemas en la Universidad de Zaragoza, en donde las clases no se han suspendido, a pesar de que algunos estudiantes («los mínimos») no han podido llegar a los campus por proceder de provincias afectadas por las nevadas, como Teruel o Soria. El problema es que esta semana han comenzado los exámenes de evaluación continua, cuyo calendario no regula la universidad y depende de cada profesor.

«Es un problema constante y es que como estos exámenes no están regulados oficialmente los alumnos dependen de la buena voluntad de los profesores, que ponen las pruebas en los horarios de sus clases», explica un miembro de la Delegación de Economía y Empresa, Carlos Ortega, que como representante estudiantil es también coordinador del grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas.

Así, si un estudiante no puede asistir a un examen, el profesor no tendrían la obligación de ofrecerle una alternativa, por lo que tendrían que realizar las pruebas de evaluación global y perder parte de las notas acumuladas por trabajos. Ortega también explica que, ahora que llega el frío, el panorama de cara a la realización de las pruebas finales se está complicando. «Los profesores tienen miedo a hacer los exámenes online por miedo a que los estudiantes copien, pero es que después de diez meses tendrían que haber planteado un sistema que no se base en la memoria para poder hacer exámenes con apuntes sin que nadie pueda hacer trampas», explica. Según hace constar la Universidad de Zaragoza, las pruebas de las asignaturas que se hayan impartido presencialmente tendrán también que realizarse en los campus.