Muchas son las recetas planteadas por prácticamente todo el mundo para acabar con, o para paliar, los efectos de la pandemia en la economía. Ayudas directas, préstamos sin intereses, con intereses bajos, exenciones fiscales, ERTE, incentivar la demanda... Muchas palabras que finalmente no paran de chocar contra el mismo muro: el coronavirus. Los pequeños empresarios y autónomos de Zaragoza han visto como sus ingresos, de haberlos, no dejaban de caer, y a pesar de las ayudas -o la falta de las mismas- todos acaban llegando a la misma conclusión: hasta que el «dichoso» virus no desaparezca sus negocios peligrarán.

Acabar con el covid es la mejor solución y en ello están los científicos, pero hasta el momento el Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido destinar 10 millones de euros (de los que se han gastado 8,5) para dotar de liquidez a los autónomos mediante préstamos sin intereses.

El del taxi y la hostelería han sido los sectores que más se han acogido al programa de microcréditos. En este sentido, el presidente de la asociación de Autotaxi, Mariano Morón, valoró positivamente este plan, dado que puede ayudar a muchos taxistas a pagar los gastos que tuvieron que asumir en los meses en los que no hubo ingresos. «Hoy todavía estamos trabajando al 40%», reconoce.

La decisión de endeudarse ha costado más en sectores en los que es más sencillo cesar la actividad que en los taxis, donde la única salida para parar es conseguir vender la licencia. «Para poder pedir los microcréditos había que acreditar haber bajado en un 50% las ventas. Si el año pasado ya fue malo y este tuviera la mitad de las ventas no tendría que pedir ningún crédito. Estaría cerrada», comentaba a este periódico el lunes una comerciante de Las Fuentes, miembro de la asociación de comerciantes de este barrio zaragozano. «Somos unos 27 en la asociación y solo uno o dos creo que los han pedido», explicaba esta mujer, de nombre María José. Por otro lado, demandaba también más atención para las asociaciones como la suya, pequeñas y de barrio: «Ahora están concediendo ayudas a la digitalización con lo que han ganado con lo de Torre Village y a nosotros no nos ha llegado nada. Se lo quedan todo las grandes», lamenta.

Otro tendero, este del barrio de las Delicias, explicaba también a principios de esta semana que con 5.000 euros, que era lo que él hubiera podido pedir al ayuntamiento zaragozano «solo da para pagar un sueldo y un mes de alquiler». «Con eso no hago nada. Son pan para hoy y hambre para mañana», aseguraba el dependiente de una tienda llamada Los Vaqueros.

Otra mujer, también comerciante del mismo barrio, era más tajante. «Hasta ahora he tirado de lo que tenía. Y si hay otro confinamiento no me endeudaré. Cerraré para siempre», decía. Caprichos de una pandemia que se está haciendo muy larga.