El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, se refirió ayer a la propuesta anunciada por el presidente de Aragón, Javier Lambán, de gestionar la depuración de las aguas en Zaragoza. Y lo hizo para «cuestionar» las formas del socialista dado que el primer edil no ha recibido de forma directa ninguna propuesta por parte de la DGA. «Parece que Lambán me tiene miedo, pero estoy siempre accesible al teléfono y este tema se tiene que hablar con calma», apuntó el primer edil.

Pese a la manifiesta frialdad en la comunicación entre ambos dirigentes, Santisteve valoró que Lambán «esté dando su brazo a torcer», después de la polémica surgida en torno al Impuesto de Contaminación de Aguas (ICA).

El presidente autonómico planteó dos opciones durante su intervención en el pleno de las Cortes: por un lado, que la DGA asuma los costes de la depuración, lo que llevaría a una rebaja del recibo que pagan los zaragozanos y, por el otro, que el Gobierno pague la mitad de los costes de la gestión del impuesto.

El Ayuntamiento de Zaragoza podrá elegir la que más le convenga, lo cual abrirá una negociación que podría cerrarse en un convenio bilateral independiente de la negociación de la reforma.

El primer edil insistió en su adhesión a las posiciones de la RAPA (Red de Agua Pública de Aragón) por cuanto defienden que los zaragozanos no paguen «el pufo» del sistema de depuración que «con tan poca claridad y transparencia» se ha estado desarrollando.

El alcalde, manifiestamente en contra de este impuesto al considerarlo «injusto», está dispuesto a llegar a un acuerdo desde esa misma transparencia y desde la solidaridad con el resto del territorio.

Las relaciones entre ambas instituciones no son las mejores y la comunicación entre Lambán y Santisteve es, a día de hoy, nula. El consistorio rechazó asistir a la mesa técnica de negociación sobre el ICA en las Cortes. Una posición que también adoptaron desde la RAPA.