La intervención del Ayuntamiento de Zaragoza tras el suceso del pasado domingo en la Seo, en el que cayeron cascotes de la torre principal desde unos 40 metros de altura, ha servido para poner el acento en más deficiencias de las evidentes. El informe que derivó en el requerimiento municipal al Cabildo, en el que se exigía la reparación «con carácter de emergencia», incluía otros problemas, ya conocidos por los mantenedores, que ahora deberán subsanarse. Entre ellos, los que obligan a intervenir sobre la fachada neoclasicista, la principal que mira a la plaza del Pilar.

La Sección Técnica de Patrimonio Cultural Urbanístico del Servicio de Inspección detallaba en su informe el «deficiente estado en el que se encuentra la cornisa superior del frontón de remate» de la fachada, para la que se pide su «revisión, saneado y restauración» de la misma.

El arquitecto responsable de su conservación, Mariano Pemán, aseguró que esta era una actuación que se iba a ejecutar igualmente porque, admitió, «alguna vez se han producido desprendimientos» por una cornisa a la que ahora se le va a colocar una especie de «cesta» que garantice la seguridad en la vía pública. No en vano, este es el punto de mayor tránsito de fieles y visitantes a la catedral y, por tanto, el más peligroso desde ese punto de vista.

MANO DE PINTURA // «También se va a hacer un repaso de pintura», añadió el arquitecto, que explicó que «se ha desconchado en algunas zonas». Un lavado de cara que, por otra parte, se aprovechará para colocar, tal y como adelantó este diario, un sistema que ahuyente a las palomas, responsables de muchos de los desperfectos que padece este y otros monumentos y edificios eclesiásticos en Zaragoza. En este caso, falta por definir el sistema idóneo. De momento, solo se ha consultado a varias empresas especializadas para pedir propuestas y precios. Es el Cabildo al que le corresponde decidir.

Lo urgente en estos momentos es actuar sobre la torre y la peana desde la que se desprendieron los cascotes que cayeron a la plaza y los que acabaron retirando los bomberos arriba. Y, en este sentido, el informe de Urbanismo también destaca que no solo hay problemas en «el pedestal afectado por los desprendimientos» sino que también localizaron problemas similares en «otras tres bases sobre las que se elevan las esculturas situadas en el tercer cuerpo de la torre campanario barroca». «En previsión de que pudieran estar afectadas por la misma patología», explicitan los técnicos municipales. Y que más adelante se refieren a todos estos problemas para añadir que de este informe «se desprende la existencia de graves deficiencias que hacen precisa la intervención urgente en evitación de cualquier riesgo que pudiera derivarse para las personas y cosas».

Sin embargo, actuar en la Seo, edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), requiere un ritmo distinto al de otras edificaciones. Primero necesita tener el informe definitivo de Pemán, que confió en poder concluir «la próxima semana». Este deberá elevarse al Cabildo y a la Comisión Provincial de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón para recibir el visto bueno y entonces actuar.

El diagnóstico inicial parece confirmarse sobre el mal estado del mortero utilizado en los años 50 y que cubría el revestimiento actual. Pero la mayor complejidad sigue siendo decidir cómo intervenir. Su localización, a 40 metros de altura --la torre mide 90--, obliga a decidir si montar una plataforma de grandes dimensiones desde la que acceder con seguridad al pedestal o trabajar en altura descendiendo desde el campanario hasta la zona de la peana.

Se trata de una decisión técnicamente difícil de dilucidar que, tampoco es baladí, tendrá repercusión económica. La primera opción cuesta muchísimo más que la segunda. Aunque lo que primará es la seguridad y dar con la fórmula que permita trabajar a los especialistas en su reparación. Mientras, la seguridad está garantizada. «Tiene más problemas el suelo de la plaza que la torre», añadió Pemán.