El Museo del Ferrocarril que debía construirse junto a la nueva estación de Delicias no figura en el avance de ordenación del nuevo barrio del AVE y su desaparición ha provocado las críticas inmediatas del arquitecto que ha diseñado la terminal de la Alta Velocidad, José María Valero, y de los promotores del museo, la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril.

Valero recordó ayer el esfuerzo realizado durante 19 años para conseguir una importante colección de piezas de tren y lamentó que los proyectistas del entorno de la estación hayan "dado la espalda" al museo, ninguneando a sus promotores.

El arquitecto destacó también que el museo forma parte del conjunto de la nuevo terminal ferroviaria de Delicias y que es Fomento quien va a hacerse cargo del coste de las obras, incluidas en la tercera fase de la construcción de la estación Intermodal que acoge el AVE.

Como informó ayer este periódico, se suprime en el avance del futuro barrio a consecuencia del soterramiento de las vías que parten de la estación. En principio, las salas del museo iban a instalarse en el edificio de la vieja estación de tren. Pero este inmueble, una vez restaurado, acoge ya el centro de control de la línea de alta velocidad.

El abundante material ferroviario, que incluye antiguas locomotoras y vagones, debía exponerse en la gran plaza que conectará la estación con la avenida Navarra. Sin embargo, la propuesta de tapar las vías entre la nueva terminal ferroviaria y el centro comercial Augusta deja sin espacio al museo.

Las piezas de la colección se guardan ahora en una nave que, además, corre peligro de derribo, ya que se sitúa en el cuartel ferroviario que la sociedad Zaragoza Alta Velocidad quiere vender de inmediato.

Valero criticó la situación y se quejó, además, de otras propuestas que contiene la ordenación, como la construcción de inmuebles de 14 pisos ante la Intermodal. "La estación del AVE ha generado un entorno y parece que ahora el entorno va a tapar la estación", aseguró. Para el arquitecto, resulta imprescindible asegurar las vistas del recién construido edificio desde la avenida Navarra, y para eso, explicó, hay que dejar libre de edificios la plaza ante la estación proyectada desde un principio.

Denunció también que la propuesta de ordenación supone demoler un paso elevado sobre las vías "que costó 400 millones de las antiguas pesetas".