La degradación del antiguo reformatorio del Buen Pastor sigue su cauce. Y los vecinos del barrio de Valdefierro, en Zaragoza, consideran que con la renovación de la Administración autonómica y local es el momento de abordar «en serio» la reivindicación de convertirlo en una residencia de ancianos y en un equipamiento público para el distrito. «No vamos a decaer», aseguran los portavoces de al menos una decena de entidades sociales, culturales y deportivas que exigen que no vuelvan a pasar cuatro años sin una actuación firme.

El centro público se abandonó en el 2006 «perfectamente amueblado», según explicó esta semana Juliana Algaba, portavoz de este frente vecinal contra el abandono. En estos trece años, a pesar de ser un edificio catalogado, no se ha tenido en cuenta su mantenimiento más allá de los parches puntuales, por lo que su situación de ruina es evidente. «Estamos cansados de hacer movilizaciones, pero está claro que tenemos que volver a empezar con más rabia todavía», destaca el también portavoz en el barrio Eduardo Picazo.

COMPARECENCIA

La plataforma vecinal tiene prevista una comparecencia en la comisión de peticiones ciudadanas de las Cortes de Aragón. En ese foro pretenden recordar todas las promesas políticas que les han realizado en los últimos años. Además, en los próximos días la concejala de la Policía Local y presidenta de la Junta de Distrito de Oliver-Valdefierro, Patricia Cavero, realizará una visita a los organismos vecinales y han pedido una reunión con la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, actual responsable del espacio, propiedad de la DGA.

La ruina del Buen Pastor salta a la vista. Sus paredes están vandalizadas con un buen número de grafitos, a pesar de que en sus alrededores el Jardín Emergente de Valdefierro, plantado hace pocos meses, luce con buen aspecto. En uno de los laterales, un butrón junto al muro permite el acceso de cualquier persona. Junto a él se pueden observar los ladrillos que tapan agujeros previos. «Está destrozado por dentro, han prendido hasta hogueras en su interior», detallan.

La diferencia entre las imágenes del interior del Buen Pastor que este periódico publicó en el 2014 y las actuales es evidente. En aquellas, la degradación de los espacios ya era completamente visible. Sin embargo, en las actuales, el estado de ruina se ha multiplicado. Los azulejos han desaparecido de la mayoría de las paredes, la mayor parte de las estancias presenta destrozos y en todos los rincones se acumula basura. «Al no disponer de una vigilancia efectiva, jóvenes de todas las edades, venidos de todas las partes de la ciudad y de fuera de ella, se dedican a toda clase de tropelías», denuncia Indalecio Alquézar, otro de los vecinos afectados. En este sentido, considera que incluso se podría estar cometiendo una «negligencia» según indica la ley de Patrimonio de Aragón.

ENTORNO RECUPERADO

«Nos ponen la miel en los labios cada cuatro años y luego nos dan de lado», reconoce Algaba. Al tiempo que asume que las estrecheces presupuestarias no permitirán una actuación completa en todo el recinto, pero destacan que las obras se pueden hacer por fases. «El entorno ahora mismo es mucho más valioso que cuando se abandonó, creemos que es el momento de actuar», evidencian.

La primera petición en las Cortes de Aragón para lograr un nuevo equipamiento público en este edificio de los años 50 se produjo en el año 2012. En aquella ocasión, CHA redactó una proposición no de ley que fue rechazada por los votos del PP. Posteriormente, en el 2015, existió una propuesta de gestión vecinal de la primera planta que finalmente no se puedo concretar por los cambios electorales.

La última acción firme se produjo en abril del 2017, cuando el PAR presentó en una sesión plenaria una enmienda para conservar los usos públicos del Buen Pastor. En ella se proponía dedicar al inmueble 400.000 euros para frenar la situación de degradación. Sin embargo, la propuesta también fue rechazada. Ciudadanos y otras formaciones también se han interesado por el viejo reformatorio de Valdefierro.

DESTROZOS

En la actualidad, el interior del edificio presenta un aspecto desolador, pues ni un solo rincón se mantiene a salvo del vandalismo. Algunos de las personas que lo visitan reconocen que en su día estuvieron internos en la instalación y recuerdan que contaba con todo tipo de comodidades. Sin embargo, en la situación actual han desaparecido los radiadores, muchas de las puertas y prácticamente todas las instalaciones eléctricas.

Los cristales de las ventanas están rotos, los muebles destrozados y los papeles que se guardaban en su interior desperdigados por los rincones. Cubiertas de polvo y suciedad, se intuyen publicaciones oficiales, catálogos y cajas de películas. En las zonas habilitadas en su día como gimnasio, cocinas o dependencias de servicios prácticamente no queda nada que recuerde su función original.

MEDIDAS URGENTES

La ruina también es evidente en los tejados, con amplias zonas descubiertas por las que se cuelan palomas, ratas y otros animales. «Cada día que pasa es más costoso abordar los trabajos de recuperación, por eso creemos que es urgente tomar medidas», destacan desde la Plataforma de Asociaciones para la Recuperación del Edificio del Buen Pastor.

El espacio posee más de 37.000 metros cuadrados además de la superficie exterior. En las numerosas acciones de protesta realizadas por los vecinos se recuerda que también habría espacio para biblioteca, guardería o un centro juvenil. «A los mayores los mandan a residencias de pueblos o los meten en pisos, lejos de sus familiares y nietos, Aquí tendrían un lugar ajardinado, saludable y digno, sin perder el contacto con sus familias, vecinos y la vida del barrio», insisten los portavoces de la plataforma.