El pleno del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena (Huesca) ha acordado hoy sumarse a la demanda interpuesta por el Gobierno aragonés para instar la devolución de las pinturas murales arrancadas de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena y trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña.

En virtud del acuerdo adoptado, el representante legal del consistorio presentará ante los juzgados de primera instancia de Huesca una demanda similar a la del Ejecutivo autónomo para exigir la reintegración de las pinturas a la restaurada Sala Capitular del referido monasterio, catalogado como monumento nacional.

El municipio ha hecho constar en su decisión que las pinturas constituyen el bien "más preciado" del Monasterio de Sijena, cuyo destino son los muros de la Sala Capitular.

Según informa el representante legal del ayuntamiento, el letrado Jorge Español, recuerda que la corporación llegó a anunciar la posibilidad de solicitar la expropiación de las pinturas sino se reintegraban de inmediato.

El alcalde de Sijena, Alfonso Salillas, ha expresado hoy su satisfacción ante la posibilidad de un próximo retorno de las pinturas, que siguen siendo propiedad de la orden de religiosas propiedad que ostenta la titularidad del cenobio, en cuyo nombre actúa el Gobierno aragonés en los tribunales.

El Ayuntamiento de Villanueva de Sijena ha considerado, además, "incomprensible" la actitud del Museo Nacional de Arte de Cataluña al ser conscientes sus responsables de que esas pinturas murales se trasladaron allí nada más que para su mera restauración, y no para su exhibición en público.

Su alcalde se ha mostrado convencido del "pleno éxito" de la acción judicial que junto al Gobierno de Aragón van a plantear, al tiempo que ha lamentado la "insostenible actitud" del museo catalán en este asunto tan "claro y diáfano".

La demanda civil del Gobierno aragonés ha sido interpuesta hoy en los juzgados de primera instancia de Huesca y reclama la devolución de las pinturas murales del siglo XIII de Sijena, arrancadas de la Sala Capitular en 1936 a raíz del incendio sufrido por el monasterio pocos meses después del inicio de la Guerra Civil.

Según el letrado de consistorio de Sijena, las pinturas fueron arrancadas por Josep Gudiol Ricart "por su cuenta y riesgo y sin mandato de las monjas propietarias ni del Estado".

En su demanda, cuyo contenido asegura conocer el letrado, el Gobierno de Aragón incide en que no hubo nunca un depósito verdaderamente legal de las pinturas, por lo que están en precario en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Argumenta, además, que la administración del Estado dejó siempre "muy claro" que la estancia de estas pinturas en el museo catalán era "temporal y no perpetua", y en cualquier caso hasta que se restaurase la Sala Capitular del monasterio, "a donde tenían que ser reintegradas".