El Ayuntamiento de Zaragoza comenzó este jueves a colocar las placas que homenajean a las víctimas de atentados terroristas en la ciudad. El primero en ser recordado ha sido Jesús Argudo, asesinado a manos del Frente Revolucionario Antifascista Vasco Aragonés (Frava) el 2 de mayo de 1980, mientras trabajaba como vigilante de seguridad en las oficinas de General Motors en la calle Capitán Portolés. Tras cuarenta años en los que ningún autor del crimen ha sido detenido ni juzgado, la capital aragonesa pretende con este acto “saldar la deuda” con su familia.

En el acto han estado presentes el hijo del asesinado, el alcalde y la vicealcaldesa, Jorge Azón y Sara Fernández, así como los portavoces municipales del PSOE, Lola Ranera; de Vox, Julio Calvio, y la condejala de Podemos, Amparo Bella; y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Maite Araluce; el Justicia de Aragón, Ángel Dolado; el subdelegado del Gobierno en Zaragoza, Fernando Beltrán; el general jefe de la Guardia Civil, Carlos Crespo.

El propio hijo de Argudo ha recordado con dolor los 19 años que tardó el Ministerio de Interior en reconocer a su padre como víctima del terrorismo, así como las escasas condolencias por parte de los grupos políticos de la época