Los responsables del Ayuntamiento de Zaragoza han anunciado que subirán, y de forma espectacular, los impuestos y tasas que pagan la mayoría de los ciudadanos, pero no han ofrecido a cambio una mejora en los servicios que presta el consistorio. La justificación del crecimiento de la presión fiscal en la capital aragonesa se basa en la necesidad de conseguir la estabilidad presupuestaria, comprometida seriamente por el continuo incremento del gasto corriente y el de personal y el crecimiento insuficiente de los ingresos propios del municipio.

Además de la subida de impuestos, el Gobierno PSOE-CHA ha acordado también vender suelo municipal por valor de 125 millones de pesetas en tres años para cuadrar las cuentas, tal y como le recomendaba el informe Price. Pese a que se reconocen las consecuencias negativas que trae consigo un excesivo gasto corriente y de personal, el ayuntamiento sólo lo recortará un 1,5%.