Hay nombres que son sinónimo de baloncesto en Zaragoza. Uno de ellos es el de Joaquín Ruiz Lorente (Zaragoza, 1966), unido a un balón naranja desde la infancia en el patio de Maristas, forjado en la inagotable cantera del CBZ, recogía estadísticas en la final de Copa del 84 en el Huevo, fue campeón de Copa en 1990 con los 44 puntos de Mark Davis, jugador en Las Palmas, Málaga, Huesca, Santander y Lugo, licenciado en INEF, entrenador en la federación española y, desde el 2006, ayudante en el CAI, de Chus Mateo, Curro Segura, Alberto Angulo y, los útlimos cinco años, de José Luis Abós. Ahora afrontará su primera experiencia al frente de un banquillo de élite.

Educado, discreto, analítico, Joaquín Ruiz Lorente se ha ganado su propio sitio en el CAI Zaragoza. Su labor ha sido elogiada siempre por el técnico principal, valorada por el club con renovaciones independientes del primer entrenador y muy apreciada por los jugadores, de quienes ha estado muy cerca como corresponde a todo segundo entrenador. Sobre todo esta última temporada, en la que la participación europea dejó menos tiempo para preparar los partidos, fueron varios los miembros de la primera plantilla los que destacaron públicamente el trabajo de Ruiz Lorente, capaz de proporcionarles de manera precisa y directa la información que necesitaban saber de cada rival.

452 partidos oficiales

Base desde el principio, el nuevo técnico del CAI ha vivido en primera persona la historia del baloncesto zaragozano en las tres últimas décadas. Ha compartido vestuario con los Arcega, los Angulo, Paco Zapata, Kevin Magee, Mark Davis y otros nombres míticos que forman parte ya del imaginario colectivo. Cuando se retiró en el 2002, había disputado 452 partidos oficiales. Desde el 2003 se inició como entrenador en la federación española, trabajando en la tecnificación de jóvenes, dirigiendo la selección cadete y asistiendo como ayudante de la sub-17 al Mundial de Lituania.

En ese largo camino, otro nombre sinónimo de baloncesto se cruza de manera inevitable: José Luis Abós. Es difícil explicar la vida profesional, el mismo recorrido vital, de uno de ellos sin mencionar al otro. Fue Abós quien fichó a Ruiz Lorente para el equipo júnior del CBZ, el que ya había sido campeón de España en 1984, el que repetiría título en 1985 con 35 puntos del base en la final, y es Abós quien 30 años después le da el relevo como entrenador profesional.

A lo largo de estas tres décadas la relación de amistad, casi familiar, entre ambos ha ido creciendo más allá del baloncesto hasta el punto de alcanzar un extraordinario nivel de complicidad. Fue el baloncesto, siempre el balón naranja, lo que volvió a unirles profesionalmente hace cinco años, cuando José Luis Abós llegó a un CAI Zaragoza que ya tenía a Joaquín Ruiz en su cuerpo técnico. Ahora al segundo le toca ser primero.