Han pasado 15 años y parece que una densa bruma cubre los recuerdos de una época tan cercana y tan distante a la vez. El Basket Zaragoza es hoy casi todo lo que soñaba en el 2002, cuando nació pensando en devolver a la ciudad a una ACB de la que se había despedido en 1996, y uno de los hitos fundacionales de esa historia es el primer título que conquistó el club, la Copa Príncipe, tal día como hoy del 2004. «La Copa fue un éxito bestial», recuerda Pepe Arcega, entonces director deportivo de la entidad. «Hasta ahí el CAI era el nombre por la historia anterior. A partir de ahí nos tomaron en serio», resume Matías Lescano, capitán del equipo y MVP del torneo.

La Copa Príncipe que organizó Zaragoza fue un éxito de público, de organización y deportivo para un recién nacido Basket Zaragoza. El club afrontaba su segundo año de vida después de un primero de aprendizaje a marchas forzadas que tuvo que resolverse en un playout final para no perder la categoría y había hecho una plantilla pensando en el playoff, en el ascenso, el gran objetivo que acabó convertido en obsesión. La Liga LEB se amplió en dos equipos y el CAI era uno de los grandes favoritos. «Donde íbamos leías las crónicas y era ‘viene el equipo con el presupuesto más alto...’», recuerda Lescano. «Que no lo éramos», apostilla Arcega. «No, pero éramos el equipo a vencer en todos lados», conviene el capitán.

«A la Copa llegamos como primeros. Nos costó empezar el campeonato pero después llegamos con una buena racha. Había buenos equipos, Bilbao, Plasencia y La Palma fuimos los cuatro primeros», rememora Lescano, que ha vuelto esta temporada a Zaragoza y juega en el Alfindén. El CAI encaró el torneo con una racha de doce victorias seguidas en Liga sustentadas sobre todo en el buen momento de forma de Matías Lescano. «Llegamos lanzados, hasta que se lesionó él, que estaba de dulce cuando llegó la Copa. Pero el equipo llegó redondo», explica Arcega. «El equipo venía bien. Habíamos conseguido encontrar cada uno su lugar», añade el argentino.

La Copa se celebró en el Príncipe Felipe y se vendieron todas las entradas. «Lleno es lleno, a reventar. No cabía más gente. Es de las pocas veces que se ha llenado 100%. En algún ascenso después...», indica Arcega. El primer rival fue el Bilbao, otro de los gallitos de la competición. «Bilbao era el rival más complicado, a priori en la Liga todo el mundo hablaba de Bilbao, del CAI y del Granada como los que tenían más posibilidades de ascender. Ellos tenían una gran plantilla y fue un partidazo, con el ambiente que había y todo», rememora el Bicho. En la final aguardaba el Plasencia (89-82), con quien el equipo habría de vivir otros duelos de gran rivalidad. «Contra el Plasencia como que lo tuvimos más encaminado desde el principio», explica Lescano.

Y eso que a en el segundo cuarto su tobillo se quebró. «En el momento para mí fue un esguince de tobillo normal, de los que hay en baloncesto que son dos semanas de reposo. Pero fueron dos meses. Lo que cambia ahí es que el equipo venía con una dinámica muy buena, que cada uno conocía su rol, sabía cuántos minutos iba a jugar y lo que tenía que hacer y entonces cambia eso, hay que redistribuirlo. Y dos meses y medio después me reincorporo y, de nuevo, a reacomodar todo el equipo. En ese tiempo hay jugadores que ganan protagonismo y volver yo supone cambiar eso un poco. Es complicado», argumenta el protagonista.

LESIÓN Y CAMBIO DE DINÁMICA

En opinión de Pepe Arcega, ahí se torció la temporada porque el equipo, que había llegado primero a la Copa, alcanzó el playoff en cuarta posición, lo que le privó del factor cancha en las dos eliminatorias. «Él empezó bien la temporada pero si coges los números van in crescendo, en la Copa estaba con 30-34 puntos de media. Y ahí se corta. Y nos faltan 30 puntos», señala Arcega para explicar la influencia de esa lesión. Aunque ambos sabían que Lescano no iba a volver a jugar al mismo nivel esa temporada, el club, el cuerpo técnico, decidió no fichar y esperar al argentino para el tramo decisivo. Aun así, el equipo se quedó a un triunfo de ascender en Granada y ambos recuerdan ese año como el más bonito de todos.

«Ese año creo que fue el más bonito. El playoff más bonito de baloncesto. En León, en Murcia, el equipo estaba bien pero se notaba la presión. Había una presión bestial, como es lógico», rememora Arcega. «Recuerdo mucho el primer año porque para mí era todo nuevo, lo que respiraba la ciudad de baloncesto», añade Lescano. «Ahora pienso que hubiera sido muy lindo ascender con ese equipo. He tenido muchos compañeros en siete años, igual 120. Pero con aquellos del primer equipo son con los que más contacto y relación tengo, vinieron a mi boda y todo. Nunca he tenido ningún problema con ningún compañero y he hecho muchos amigos, pero esa cercanía no», resume el Bicho. La Copa Príncipe fue un hito que impulsó al club, que le permitió crecer económicamente y lo conectó de manera definitiva con la grada dándole una nueva ilusión.