Michael Schumacher dió un nuevo paso hacia su consagración al ganar, esta vez contra pronóstico, el Gran Premio de Canadá. El piloto alemán de Ferrari volvió a acertar de lleno en la estrategia de repostajes, lo que le permitió superar el buen nivel mostrado por su hermano Ralf con el Williams-BMW. Michael Schumacher supo, además, aprovechar el hecho de que los dos Renault sufrieran problemas insalvables y se alejaran del podio y de un posible acoso a la bala roja del número uno. Eso y un ritmo constante acabaron dándole la victoria. Jarno Trulli (que salida de la segunda fila de la parrilla) abandonó al iniciarse la carrera después de romper un triángulo de la suspensión trasera, mientras que Fernando Alonso acabó la carrera en la vuelta 43 tras sufrir primero un problema con la manguera en el repostaje y después un fallo en la transmisión de su motor.

Con los dos Renault KO, su compañero Rubens Barrichello actuando de guardaespaldas y sólo teniendo que preocuparse de su hermano, Michael Schumacher ofreció una nueva lección de pilotaje.

SALIDA MOVIDA La carrera tuvo un inicio accidentado y curioso ya que los dos Ferrari salíaN por detrás de la cabeza, ocupada por Ralf (que logró su segunda pole consecutiva en Canadá) y Button. Al llegar a la primera curva, Jarno Trulli, que salió desde el tercer puesto, vio como su Renault perdía la suspensión trasera, maniobra que obligó a varios pilotos a esquivarlo (Alonso incluído) y se montó una pequeña melé que, por fortuna, no generó caos alguno.

Alonso se colocó tercero por detrás de Ralf y Button, posición que mantuvo hasta la llegada de la primera tanda de repostajes. El piloto de Renault aguantó tres vueltas en primera posición después de que los dos pilotos que le precedían entraran a cargar combustible, enfilando los boxes en la vuelta 17. La táctica parecía clara de tres repostajes, pero un problema con la manguera hizo que Fernando tardara 16 segundos en efectuar la maniobra, lo que le relegó a la sexta plaza. Empezaba otra carrera muy distinta para el asturiano. Sin Alonso en la lucha por la victoria, Ralf Schumacher eliminó una preocupación y lideró la carrera de nuevo tras los repostajes.

Su hermano Michael se lanzó tras él para presionarle esperando un error o la tercera parada del piloto de Williams para cargar combustible. Fue lo segundo. Ralf entró nuevamente a sus talleres, en la vuelta 33, momento que el alemán aprovechó para volar por la pista de Montreal, incrementando su ventaja al frente de la prueba y marcando registros estratosféricos. El campeón del mundo iba sólo a dos paradas.

AVERIA DESOLADORA Alonso recuperó dos posiciones en carrera y andaba cuarto en la vuelta 40 a sólo siete segundos de Michael. El español estaba siendo el más rápido en la pista y parecía que buscaba un puesto en el podio pese al problema que le había hecho perder 16 segundos. Pero fue un espejismo ya que, en la vuelta 43, la transmisión del R24 dijo basta y el motor bajó repentinamente de prestaciones. Alonso aparcó en la hierba y dijo adiós de nuevo al GP de Canadá, una prueba maldita para los Renault en la que no ha acabado ninguno de sus dos pilotos en los dos últimos años. "No tengo nada que decir. Mala suerte. Aspiraba al podio. Otra vez será, nos vamos a Indianápolis", dijo lacónicamente el asturiano.

La estrategia de Michael fue perfecta. Paró en las vueltas 19 y 47, mientras que Ralf lo hizo en la 15, la 33 y la 48. Esa parada de menos le dió una más que merecida victoria que le mantiene líder del Mundial. Ralf acabó siendo segundo y Rubens Barrichello, tercero.