"Estoy jodido, porque nuestro ambiente no invita a nada". Paco Herrera estalló en el Heliodoro y aseguró también que era el entrenador más fuerte de Segunda, "porque ninguno está viviendo esta situación". Apuntó, sin nombrar, al club, a la gestión que encabeza García Pitarch, ausente por cierto en Tenerife. La separación entre el entrenador y la directiva se ha ido gestando desde el principio y esa tensión es uno de los peores problemas del equipo en este curso.

1. El entrenador llega antes al club que el director general

El proyecto ya nace mal gestado. Herrera aterriza en el club antes de que lo haga tanto Pitarch a la dirección general como el secretario técnico, Moisés García. Herrera, de incuestionable experiencia en Segunda, tuvo el aval del entonces máximo responsable deportivo, Luis Carlos Cuartero, y firmó por dos años. No es difícil deducir, y más viendo el devenir de los acontecimientos posteriores, que la apuesta de Pitarch para el banquillo habría sido otra. Antes de que arribe el director general también se cierra el fichaje de Barkero, una petición expresa de Herrera.

2. Cambia la política de fichajes y el rol del técnico es secundario

El desembarco del director general en julio cambia objetivos en los fichajes y se paralizan negociaciones, al margen de que la estrechez económica marca severamente el día a día. Herrera pasa a tener un rol muy secundario en la planificación de la plantilla. Llegan jugadores como Cortés o Paglialunga, a los que Pitarch había tenido en el Hércules, Roger Martí, cedido por el Levante, o Cidoncha, por el Atlético de Madrid. En el caso de este último, su perfil se aleja tanto de un centrocampista organizador que origina el primer momento de dudas serias en el entrenador.

3. Un vestuario con jugadores amenzados de despido

Herrera inicia la pretemporada con el equipo en una situación de salidas obligadas por cuestiones económicas y de jugadores amenazados de despido --Zuculini, Edu Oriol, Pinter, Obradovic, Loovens o Apoño-- que no abandonan el equipo y que no participan en los amistosos de preparación. No es, sin duda, el mejor ambiente de trabajo, aunque es cierto que el técnico en todo momento se muestra comprensivo con la situación del club y no genera incendios con sus declaraciones. El problema se soluciona a mediados de agosto con un despido, el de Zuculini, y con acuerdos menos amistosos de lo que se dice con el resto.

4. No llega el central que pide el técnico y sí lo hace Acevedo

Con la incertidumbre de una posible salida de Álvaro, que al final no se dio, clamó Herrera durante todo el verano por tener un central zurdo, alto y con capacidad de salida de balón. Pitarch no pudo traer al que quería él (Cabrera), pero tampoco al deseado por el técnico (Túñez) pese a que el Celta puso muchas facilidades para ello. El control de la Liga no lo permitió, pero sí que llegara sobre la bocina Walter Acevedo, un centrocampista ofensivo para el club y defensivo para Herrera que llevaba varios meses sin jugar en River y del que Pitarch dejó claro que no era su primera opción para el puesto (Gaspar Íñiguez).

5. Mal inicio de Liga y declaraciones de impotencia

El curso arrancó muy mal para el Zaragoza, con solo dos puntos de 12, con dos empates ante Mirandés y Hércules, y dos derrotas, con Barça B y Lugo, en las cuatro primeras jornadas y con la eliminación en la Copa en Vitoria de por medio. Ese pésimo comienzo aumenta la tensión entre la directiva y el entrenador y la sinceridad de éste en alguna rueda de prensa, revelando una clara sensación de impotencia, tampoco gusta nada en el club. Ahí se pueden incluir las alusiones de Herrera al "Santo Grial" en referencia a la dificultad para buscar un equipo y soluciones y la comparación con el Racing, que bajó a Segunda B.

6. Herrera ve falta de soluciones y Moisés, alternativas de sobra

Mientras la brecha entre Pitarch y su equipo (Moisés, Bruixola y Soler) y los consejeros Cuartero y Checa va aumentando, también se hacen visibles y públicas las diferencias entre el entrenador y los nuevos directivos. El cruce más notorio es con Moisés. Herrera se queja tras la derrota ante el Recre de que "faltan soluciones para algunas cosas. Tenemos buenos jugadores, pero repetidos", asevera. La respuesta del secretario técnico no puede ser más contundente un día después: "Jugadores, plantilla y alternativas hay de sobra. Es una plantilla supercompensada".

7. Crisis total en noviembre y la falta de liquidez evita el cese

Cinco partidos sin ganar y tres derrotas seguidas, la última en Jaén el 16 de noviembre y con Pitarch de viaje por Suramérica, dejan a Herrera sin crédito. El técnico, pese a las sugerencias del club, ni se plantea dimitir y el nulo margen económico imposibilita el acuerdo para una salida donde Pitarch ya tiene candidatos para un relevo en el que no contempla la opción de Emilio Larraz, técnico del filial. El más claro José Bordalás, ahora en el Alcorcón, y que se dejó ver por La Romareda. Herrera sigue y tres victorias sin fútbol --Girona, Las Palmas y Córdoba-- le dan oxígeno, pero la desconfianza ya se ha instalado de pleno.

8. Efectos colaterales de los problemas con la justicia de Agapito

Agapito Iglesias siempre está presente en el Zaragoza, porque su paso atrás nunca fue real, y todas decisiones de calado pasan por su autorización como máximo accionista, pero la capacidad de gestión que ha tenido Pitarch ha sido mayor que en anteriores apuestas del soriano, como Poschner o Molinos. Además, los problemas de Agapito con la Justicia y su imputación en el caso Plaza no solo lo despistan un poco más del día a día del club sino que también son un elemento que genera dudas e incertidumbre en el equipo y en las oficinas de la entidad por el futuro que le aguarda al que, no se olvide, es el dueño del club.

9. La lista de bajas y el proyecto de revolución en enero

La crisis de noviembre tiene otro efecto en el diseño por parte de Pitarch de una revolución en enero, que se quedaría a medio camino y que incluye fichajes, no menos de tres, y bajas para tener margen para aumentar la liquidez y también para que la Liga permita incorporaciones. Paredes, Movilla, José Mari, Ortí y Porcar son los señalados y la filtración de sus nombres ya genera un terremoto en el vestuario. Herrera mantiene el rol de titular de Movilla y utiliza en menor medida a Paredes y José Mari hasta que antes del parón de Navidad el club, que ya ha cerrado el fichaje de Arzo, comunica a estos jugadores que deben irse.

10. Las demandas por impago aumentan la tensión

El 2014 comienza con la presentación de las demandas ante la AFE por parte de Movilla, José Mari y Paredes. La decisión no tiene un apoyo masivo en el vestuario, genera el enfado de Herrera con los demandantes y el comienzo de la guerra entre ellos y el club, en especial de Movilla con Pitarch. El Zaragoza soluciona ante la Comisión Mixta las demandas, pero el pago a esos tres futbolistas limita más el margen para fichar. La reacción de enero, con 10 puntos de 12, y la incapacidad de traer a un punta tras solo dar salida a Porcar y Ortí --José Mari se fue con el mercado cerrado-- supone que Arzo sea el único refuerzo.

11. Duro conflicto con Movilla y el cambio con Paredes

Herrera decide no citar a ninguno de los tres demandantes hasta que no acabe enero y se solucione su futuro, pero la situación entre el club y Movilla se enquista sin remedio. En una guerra personal con el director general, las declaraciones en Twitter del centrocampista le suponen un expediente y una suspensión de empleo y sueldo por un mes que ahora está en manos de la Justicia. Pitarch y Moisés no quieren que jueguen más en el Zaragoza y con Movilla no hay marcha atrás, pero las bajas invitan a Herrera a mirar hacia Paredes tras acabar el mercado. Se lo lleva a Lugo, aunque después lo descarta, y una semana después, en tesitura similar, no lo cita para viajar a Tenerife.

12. Impagos y retrasos hechos públicos

Desde principio de curso ha habido problemas o retrasos para atender a las nóminas, pero la situación se ha hecho más cruda, y también más pública, en los últimos días, una situación que enturbia más el panorama. El club decidió no atender las nóminas de Paredes y Movilla hasta junio, lo mimo que las de los principales ejecutivos de la entidad, y la plantilla también sabe que en el mejor de los casos, con el ascenso, tardará tiempo en cobrar una primera parte de la ficha que debió percibir el 31 de diciembre y en la que están al día Movilla, Paredes y José Mari, ahora ya en Denver, por sus demandas. En las nóminas del resto de la plantilla sí se está al día, pero éstas suponen solo un porcentaje, a veces bajo, del salario.