Las tres bombas que explotaron ayer en Atenas han disparado los temores por la seguridad de los próximos Juegos entre la comunidad internacional, aunque al mismo tiempo el atentado ha conseguido una respuesta unánime de dirigentes políticos y deportivos en torno a la necesidad de respaldar a la ciudad griega como sede del acontecimiento.

"Las autoridades griegas merecen toda nuestra confianza", afirmó el presidente francés Jacques Chirac. "Los Juegos deben celebrarse como está planeado", ratificó el primer ministro británico Tony Blair a preguntas del líder liberal Charles Kennedy en la Cámara de los Comunes.

El gobierno español se manifestó a través del secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, que descartó cualquier cambio de sede. "Los Juegos de Atenas no están peligro. El gobierno griego está trabajando bien con la colaboración de varios países y ningún terrorista va a echar abajo los Juegos", aseguró ayer Lissavetzky, que acaba de estrenar el cargo.

GESTOS DE INQUIETUD Las muestras de respaldo internacional al gobierno griego han ido acompañadas, sin embargo, de algunos gestos de inquietud, que pueden complicar aún más el desarrollo de la cita.

Las autoridades deportivas de Estados Unidos también planifican, desde hace tiempo, las medidas de seguridad en torno a la delegación que acudirá a Atenas. Esta pasada semana, el campeón olímpico Mark Spitz llegó a insinuar la posibilidad de una renuncia del equipo americano por miedo a los atentados. "Sabemos que hay un alto grado de probabilidad de que algo pueda pasar", declaró a la BBC el ganador de siete medallas de oro en Múnich-72. "Diría que hace seis meses era altamente improbable. Pero cada día es más posible que se produzcan conversaciones para analizar la importancia de poner a los atletas en el camino del riesgo", añadió.

El temor a una renuncia empieza a cuajar, por ejemplo, en las estrellas de la NBA que iban a formar el equipo de baloncesto. Algunos de ellos han hecho pública ya su renuncia y ahora mismo sólo hay seis jugadores seguros.