El Balonmano Aragón presentó ayer en Asobal toda la documentación que fue capaz de reunir, que no toda la exigida, y ahora se encuentra pendiente de lo que decida la Comisión de Seguimiento en su reunión de mañana miércoles sobre su inscripción o no en la máxima categoría del balonmano español. Esa comisión está formada por la Federación Española de Balonmano, la Asociación de Jugadores de Balonmano y la Asobal, que está pendiente de esa resolución para el sorteo del calendario que celebrará el jueves 17.

El club aragonés no puede presentar garantías de pago para el aval que la máxima competición exige ingresar en las próximas fechas --el de la última temporada fue reclamado por la plantilla para saldar una parte de su deuda--, solo pudo ofrecer su voluntad para hacerlo y el compromiso de adjuntar nueva documentación en cuanto disponga de ella. El Bidasoa está pendiente para, en caso de negativa de la comisión, ocupar su plaza.

La falta de liquidez sigue siendo un grave problema para el Balonmano Aragón. La entidad aragonesa tiene ya firmado el convenio de colaboración con el Gobierno de Aragón --que asciende a 383.000 euros y es el principal sustento de la entidad-- y está pendiente de conseguir financiación con ese documento, puesto que la DGA lo abona a trimestre vencido. Mientras, la deuda continúa aumentando. El club ya no pudo cumplir con todos los compromisos la temporada recién terminada, y eso a pesar de dar la carta de libertad a la plantilla en el mes de diciembre y perder hasta a siete efectivos a mitad de temporada.

Además, el pasado 2 de julio era la fecha señalada para que la entidad abonara el primer plazo del convenio aprobado en el concurso voluntario de acreedores al que se sometió a finales del 2012 y del que salió ocho meses después sin quita, pero esa cantidad también se encuentra pendiente. La junta que presidía Domingo Aguerri dejó una deuda reconocida de 1.400.000 euros que se comprometió a abonar de manera íntegra y en cinco años, aunque las partidas de ingresos se mantienen bajo mínimos las dos últimas temporadas.

El club aragonés lleva sumido desde entonces en la incertidumbre, con los veranos como momentos críticos, aunque este año parece en una situación más límite que nunca. La Asobal le exige unas garantías que, de momento, no puede cumplir y mañana conocerá si los documentos presentados son suficientes o no para su inscripción en la máxima categoría o si llega definitivamente el final.