Inmerso en una de esas fases de la temporada en las que cada partido parece más decisivo que el anterior pero menos que el siguiente, el Barcelona se impone el reto de mantener intacta la motivación sin dejar de asumir cautelas para no hipotecar los próximos compromisos. En esa tesitura, el partido de esta tarde frente al Sevilla en el Sánchez Pizjuán resulta doblemente peliagudo. Situado en el calendario entre el duelo de Champions en Lyon y los dos clásicos del Bernabéu, parecería hasta natural que en el choque del Nervión los azulgranas acusaran cierto déficit de tensión. Pero, por otro lado, la visita a un feudo complicado como el del Sevilla supone una ocasión magnífica para dar un golpe a la Liga y minar la moral de los perseguidores.

Consciente de todo ello, Ernesto Valverde subrayó ayer la trascendencia de los tres puntos en juego. «No se nos escapa que el partido es vital, porque el Sevilla es un equipo durísimo en su campo, y mantener o aumentar las diferencias con los rivales después de esta jornada sería muy importante cara al título de Liga». Por si eso no fuera suficiente estímulo, el técnico añadió otro factor de motivación: «La última vez que jugamos allí, perdimos -2-0, en partido de Copa del Rey-, así que ya sabemos lo difícil que será vencer, pero vamos a ello».

De momento, y por lo que respecta a la convocatoria, nada de rotaciones. Boateng se vuelve a quedar fuera de la lista y Murillo regresa a ella. El resto, sin sorpresas. Otra cosa será en el once titular, donde sí puede haber más dudas. Para empezar, jugadores importantes como Rakitic y Lenglet están a una sola tarjeta de la suspensión, por lo que no sería de extrañar que, con el Real Madrid en el horizonte, el croata empezara en el banquillo; más difícil será dejar sentado al central, puesto que Umtiti se acaba de reincorporar a los entrenamientos tras una larga ausencia y no tiene aún ritmo de competición. Aunque Valverde no descarta nada: «Pensamos que Sam está para jugar. Llegan partidos difíciles y tiene que estar preparado».

El otro gran foco de atención es el estado de Luis Suárez, que atraviesa una preocupante sequía anotadora. El técnico quiso quitar presión al delantero: «Aquí, en momentos determinados, se focaliza todo en nombres propios. Estamos hablando del quinto máximo goleador de la historia del club. Así que a perseverar y paciencia. Perseverar es lo que hace él y paciencia la tengo yo», expuso el entrenador.