Candanchú cerró un curso de esquí de montaña atípico. Fue una temporada sin nieve en su primera parte y en la que hubo que suspender varias competiciones y se solaparon otras. Pero la guinda del pastel fue excelente puesto que las condiciones del recorrido y de la nieve y el nivel participativo de la XXIV Travesía Valle del Aragón fueron excelentes. La experiencia de 24 años de organización por parte de Adecom les avala.

En la prueba se disputaron los Campeonatos de España y los Campeonatos de Aragón por equipos y cerró la Copa Aragón. Ganaron la pareja catalana compuesta por Pau Coll y Jordi Alix, seguida de los franceses Wilfrid Jumere y Franck Asserquet, Noel Burgos y Antonio Alcalde, de Madrid, y los aragoneses del equipo de la Guardia Civil Luis Alberto Hernando y Kiko Navarro, que se impusieron en el Regional. En mujeres vencieron Igone Campos y Marta Riva, segundas fueron las aragonesas Claudia Valero e Isabel Montañés, vencedoras del Campeonato de Aragón, y terceras Carmen Puertas y Cristina Trujillo.

A las nueve de la mañana del domingo pasado partieron 135 participantes. Les esperaba un exigente recorrido de 17 kilómetros y 2.300 metros de desnivel positivo. «El cielo estuvo cubierto con algunas nubes bajas en la parte alta del recorrido. No hubo precipitaciones y solo un poco de viento. Acabó la carrera y empezó a llover», dice Ramón Bellera, el director técnico. La nieve no estaba dura. «Al entrar las nubes se ablandó la nieve y estuvo en buenas condiciones. Nevó durante la semana y se pudo hacer todo el recorrido con los esquís puestos».

La parte más complicada era el Circo de Tortiellas. «Pero estaba en las mejores condiciones de siempre. La gente acabó muy contenta porque vieron que era un recorrido técnico y largo y eso a la gente le gustó mucho», indica Bellera.

Tramos técnicos

Los tramos más técnicos estaban en subida en el Paso Pastor y antes de llegar a la Tuca Blanca había un paso horizontal que se hizo con crampones. «En la Canal de Tortiellas se subió con los esquís a la mochila. El final fue el Tubo de la Zapatilla, que estaba en buenas condiciones, pero alguno se lo encontró con nubes bajas. Es un corredor muy largo que al entrar no se ve el fondo y la gente entra con un poco de respeto. Si te caes puedes caer 300 metros abajo», explica. La subida más dura fue de 550 metros desde el ibón de Tortiellas a la Tuca Blanca, que con 2.300 metros es el techo de la carrera.

El recorrido se marcó el sábado. «Pusimos banderas verdes de subida, rojas de bajada y los tramos a pie con banderas amarillas. Estábamos 40 voluntarios de Mayencos, Pirineos, Regil, Montañeros de Barbastro y Peñalara.

Era la última carrera a nivel nacional. «Queda solo la Mezzalama en Suiza. Ha sido una temporada un poco caótica. El calendario se rige por el Campeonato del Mundo, pero eso no nos ha beneficiado en absoluto». La única prueba del calendario nacional en Aragón fue la Travesía Valle del Aragón. «Las carreras de Pirineos y Montañeros de Barbastro no eran a nivel nacional y hubo menos corredores que el año pasado. Nosotros esperábamos más catalanes, pero no vinieron. Terminaron la Copa del Mundo el 7 de abril. Podrían haber venido por una semana más. Confeccionas el calendario para ellos y no te vienen. Para eso nos hacemos un calendario a nivel nacional y que vengan cuando les dé la gana. Influirá seguro el tema político. El año que viene veremos qué pasa...», confiesa Bellera.

En principio la prueba continuará el año que viene. Celebrará sus bodas de plata. «La idea es continuar si seguimos con el voluntariado. De lo contrario no seguiremos. En la previa a la competición hay una serie de cosas que no puede hacer una persona. El papeleo lo hago yo solo, hay que pedir permisos, los carteles, las camisetas... Es meter muchas horas para que se coma este marrón uno solo. Me ayudan sobre el terreno Ángel Díaz y Eduardo Pérez, Roberto Castro, Santiago Albesa y Eduardo Batista».