A Láinez no le han regalado nada en la vida ni en el fútbol. El relato de César está lleno de infortunios, de lesiones (de rodilla, sobre todo, musculares, de espalda...), perseguido por una obsesión inmerecida por buscarle un sustituto... espinas que el guardameta ha ido sorteando como mejor sabe, atrapando ese balón imposible, colgándose del cielo para llegar donde no llega nadie, dejándose la cara en una salida suicida. El arquero volverá a levantarse otra vez y lo hará como titular en Málaga. Víctor no tiene dudas y apostará por uno de los estandartes de este equipo para proteger la portería si todos sus males físicos remiten a tiempo. El emperador César no ha perdido su trono bajo el larguero.

Otra vez sus rodillas, esa penitencia que arrastra de por vida, le han dado el verano. Tuvo que salir corriendo de Inglaterra, en mitad del tour de pretemporada, para operarse de la articulación en la que sufrió una rotura en el ligamento cruzado anterior y el menisco en 1998. Ahora, un desprendimiento del cartílago le apartó de la Supercopa y del inicio de Liga, pero ahora, cuando ya está cerrando la cicatriz y su recuperación, César retornará de nuevo al equipo con los mismos galones con los que se fue de vacaciones, a pesar de que Luis García se haya puesto de por medio. Al se muestra prudente y ataja, como buen arquero, las preguntas usando el discurso del perfecto guardameta. "La titularidad no me preocupa. Es algo que tiene que resolver el técnico", comentaba ayer tras finalizar el entrenamiento el meta zaragoza. Junto a Zaparain estuvo ejercitándose para recuperar ese toque especial. Fue el primero en llegar y el último en irse, trabajo contrarreloj para estar lo mejor posible en Málaga. "El descanso de este fin de semana me va a servir para afinar mi recuperación. Espero estar en Málaga, pero esa es la decisión de Víctor. Yo estoy contento porque cada vez me siento mejor", argumentó el canterano aragonés, que humilde, prefiere orientar las miradas hacia el grupo y alejarse del primer plano. "Voy a tener 15 días para entrenar con todos, pero es más importante que el equipo amplíe el rodaje. Además las victorias han servido para coger mucha más confianza", declaró Láinez.

CARRUSEL DE LESIONES A Láinez le han cosido las lesiones. En la 2000-2001, al regreso de su cesión y debut en Primera en el Villarreal, el menisco le volvió a jugar una mala pasada. Un mes de baja y continuas infiltraciones de líquido en su rodilla parecían romper su progresión hasta que la suerte le sonrió. Y en el mejor momento. Una inoportuna apendicitis dejó a Juanmi fuera de la final de La Cartuja y concedió a Láinez el momento de gloria de ganar una Copa. Desde entonces ha sido insustituible.

Y eso que le han ido levantando enemigos tras su espalda. Valbuena llegó en Segunda para quitarle el puesto. Dio en hueso. Fue desprenderse de la sanción (6 partidos) impuesta tras los altercados el día del descenso en El Madrigal y convertirse en insustituible para Flores, rozando el récord de imbatibilidad de Nieves. Para Víctor también fue fijo. Sólo su salud le dejaba fuera. Se perdió seis partidos, aunque incluso en uno de ellos, la visita a Balaídos, el técnico aragonés mostró su confianza ciega en Láinez al incluirlo en la convocatoria esperando una recuperación final que no llegó.

El club buscó este verano otro portero para elevar la competencia. El pretendido era Reina, conocido por Víctor, pero al final llegó Luis García, que aunque ha debutado en una buena racha se apartará cuando Láinez esté a punto. La confianza es total y el club le ha ofrecido dos años por renovar. "Soy aragonés y zaragocista y mi idea es seguir aquí", recalcó ayer. César ha construído su imperio sobre dos postes y bajo la sombra de un larguero. De allí nadie le mueve.