Hubo una vez (1992) en La Huesera, el tramo más duro de la subida a los Lagos de Covadonga, en que Pedro Delgado le gritó ñ¡tira, tira!" a un ciclista colombiano, rival suyo en el Clas-Cajastur, que se llamaba Fabio Rodríguez pero al que apodaban Beso Lindo, por un defecto en el labio. En La Huesera siempre hay mucho ruido, porque es allí donde se recoge el mayor número de espectadores. Beso Lindo tiró bien fuerte, creyendo que era Tony Rominger, su jefe de filas, quien le pedía más ritmo, y Perico ganó la etapa por su picardía.

En otra ocasión, ayer sin ir más lejos, Alberto Contador, líder de la Vuelta, agresivo como pocos, repitió el mismo chillido de Perico 22 años antes, porque en La Huesera nadie está para entablar un largo diálogo. ñ¡Tira, tira!", le gritó a Alejandro Valverde mientras se giraba, ascensión de tortícolis, y comprobaba que Chris Froome, pedaleo agónico pero efectivo, sin los cambios de ritmo a la española --él a lo suyo, siete segundos que gano y otros siete que pierdo--, empezaba a distanciarse. Valverde lo escuchó. Y hasta estuvo tentado de hacer caso a Contador porque entendió que colaborar era una estrategia perfecta para él.

Y en eso miró a Purito Rodríguez, que iba con ellos, tres ciclistas que podían ser rivales o aliados, se giró para ver la sombra de Froome y sintió el aliento de Contador en el cogote. ñMe había precipitado el sábado, así que pensé: 'Debo ser conservador'. Y aunque la alianza nos favorecía a los tres, la verdad es que no me fiaba un pelo ni de Alberto ni de Purito". Se dirá que dejaron la casa sin barrer, que perdieron una ocasión de oro, que hubo mucho ruido y pocas nueces en una ascensión a los Lagos más espectacular que efectiva. Todo eso se dirá. Y es cierto.

EL BENEFICIADO Hasta, incluso, puede que Contador tuviera razón en su queja: ñSolo espero que no tengamos que lamentar de aquí a Santiago la nula colaboración entre nosotros tres frente a Froome". Pero también es verdad que cuando el británico se había quedado, cuando Contador, como líder, comandaba la operación anti-Froome, en compañía de Valverde y Purito, la desconfianza prevaleció sobre una colaboración para el trío pero cargada de dinamita pura.

"Me piden colaboración, la acepto, me pongo a tirar, y lo primero que hacen es tratar de rematarme", palabra de Purito. Porque como diría el poeta Blas de Otero, en la Vuelta y entre las tres figuras españolas, ñaquí no se salva ni Dios. ¡Lo asesinaron!". Y de la falta de entendimiento entre tres ciclistas que necesitaban consolidar las tres plazas del podio, resurgió Froome, que se salvó del infierno. Por eso, a Contador no le faltó razón al pedir que no lo tengan que lamentar, sobre todo, hoy en La Farrapona, o el próximo sábado en Ancares, las dos etapas más violentas que esconde esta Vuelta.

Contador, en el fondo, resultó ayer el gran beneficiado de la subida a los Lagos, el mismo que repite que va ñdía a día". Porque pasan las etapas y, aunque están en un puño (Valverde, a 31 segundos; Froome y Purito, empatados, a 1.20 minutos), el jersey rojo continúa en las espaldas del madrileño.