Dos ciudades y dos mundos bien diferentes. Córdoba festejó ayer por todo lo alto, junto a la plantilla de su equipo, la gesta de un ascenso a Primera, que llevaba esperando algo así desde hace 42 años. Las Palmas, en cambio, era el escenario de las quejas y los lamentos por el comportamiento incívico de buena parte de la grada y las críticas, incluida la de la Policía Nacional, contra la directiva del club de Gran Canaria.

Córdoba, de hecho, es una ciudad que ha dormido muy pocas horas las dos últimas noches. El domingo, miles de personas se acercaron hasta la plaza de las Tendillas para celebrar el angustioso ascenso de su equipo, conseguido en el tiempo añadido, gracias a un gol del mexicano Uli Dávila, con decenas y decenas de seguidores canarios dispuestos a invadir el campo, después de haberlo hecho antes, tras descentrar a su equipo, que ya estaba con pie y medio en Primera, y tras suspenderse el partido durante siete minutos.

LA FIESTA Ayer, la plantilla llegó en AVE desde Sevilla, recorrió en rua el centro de la ciudad, festejó con la afición en El Arcángel y, luego, volvió a dar otra vuelta por Córdoba.

En cambio, en Las Palmas, la policía denunció el exceso de aforo en el Estadio de Gran Canaria que, en opinión de sus expertos, dificultaba la intervención en las gradas. Esta incidencia, "responsabilidad del club", según la policía, impidió identificar a las personas que lanzaron dos bengalas en el minuto 48 y dificultó frenar a los seguidores que invadieron el campo.

La policía alertó al club al inicio del encuentro de la posibilidad de que se produjeran incidentes por lo que solicitó que, diez minutos antes de terminar el encuentro, se recordara por megafonía que estaba prohibido invadir el césped.

Ayer, se estaba procediendo a identificar a las personas que saltaron al campo para sancionarlas administrativamente. No se pueden producir detenciones porque no hay infracción penal. "Pero sí habrá sanciones administrativas", adelantó Carmen Hernández, delegada del Gobierno en Canarias. La Fiscalía Provincial de Las Palmas abrió diligencias por presuntos delitos de perturbación del orden público, lesiones, daños y hurtos.

Miguel Ángel Ramírez, presidente del club, reconoció que se abrieron las puertas 4 minutos antes del final. "La junta de seguridad decidió que las puertas se abriesen cuatro minutos antes, siempre se abren", dijo. Los vigilantes de seguridad pertenecen a una empresa suya.