La historia del fútbol siempre ha demostrado que la Copa es capaz de brindar grandes sorpresas. Es un ambiente único. Un lugar donde las probabilidades destacan por su ausencia. El entonces Ríos Renovables Zaragoza dio significado a la famosa frase de no hay rival pequeño cuando consiguió derrotar al todopoderoso Barcelona en los cuartos de final de la Copa de España. No era una tarea sencilla. Ni mucho menos. Los jugadores de Santi Herrero llegaban a esta cita después de caer derrotados ante el cuadro catalán en los dos partidos de Liga por 2-8 en el Siglo XXI y por 11-1 en el Palau Blaugrana. Dicen que a la tercera va la vencida, y el torneo del KO les reservó esa oportunidad para consumar la venganza.

Un cinco para el recuerdo: Adrián Pereira, Retamar, Adri Ortego, Víctor Tejel y Nano Modrego. La labor del equipo fue encomiable, aunque la sobresaliente actuación de Pereira le permitió colocarse un peldaño por encima de sus compañeros. El guardameta se enfundó el uniforme de santo y logró desesperar a los efectivos azulgranas hasta el último minuto de la eliminatoria con 33 paradas. «Fue una sensación increíble. La noche anterior al partido soñé que vencíamos al Barça en los penaltis. Finalmente, ver que se alinearon los astros y todo se cumple, fue el broche de oro», recuerda el meta sobre el histórico choque.

Era la segunda vez que se enfrentaba al Barcelona después de aquella noche de pesadilla en la que encajó once tantos. «Cuando subí al autobús para volver a Zaragoza estaba hundido. Mi debut en el equipo y recibo una goleada... Iván Bernad me ayudó mucho para volver a salir con fuerzas ante ellos en la Copa». Y cumplió con creces. Fue una noche especial para Pereira por dos motivos. No siempre se elimina a uno de los mejores equipos del mundo, y menos aún si en sus filas figura el ídolo de la infancia. Era la primera y última vez que el portero aragonés se cruzaría en una pista con Paco Sedano. De hecho, verle delante y derrotarle es «una sensación que no se puede describir con palabras», afirma.

El exguardameta del Barcelona, retirado al final de la pasada temporada, sí que articuló un breve discurso para aplaudir el espléndido partido del guardián nacido en Figueruelas. «Fue el mejor día de mi vida profesional. Estuve cómodo sobre la pista, realicé muchas paradas y eso tuvo una gran repercusión. Soy joven, pero puedo decir que ese fue, por el momento, el día de mi vida. Ver que tantos medios se centran en ti es increíble», concluye el meta.

El muro que levantó Adrián Pereira en su parcela contribuyó a la clasificación del equipo, aunque la meritoria labor de los jugadores de pista fue clave para dejar al rival en la cuneta. Carlos Retamar fue una de las referencias del equipo esa histórica noche. «Nadie pensaba que pudiéramos meter mano al Barcelona y nuestro objetivo tan solo era demostrar que éramos un equipo capaz de competir. Veníamos de dos goleadas considerables contra ellos y el ambiente en el vestuario era de ser capaces de completar un buen partido. Era muy difícil, y teníamos que hacer las cosas muy bien para poder estar en el juego, pero ver que el duro trabajo se recompensa así fue la leche», apunta Retamar.

El cierre recuerda las dificultades que atravesaba el equipo en el aspecto deportivo, con jugadores importantes del esquema de Santi Herrero en la enfermería. «No teníamos nada que perder. Llegábamos con varias bajas, entre otras en la portería, y tuvo que jugar Adrián, que venía de encajar once goles. No sabíamos cómo iba a reaccionar, pero eso nos sirvió para unirnos más y para apretar más al Barça. En el descanso vimos que la victoria era posible. Pitó el árbitro y recuerdo que unos cuatro jugadores nos abrazamos en el centro del campo casi como si hubiese terminado el partido. Nos animamos mucho al ver que habíamos aguantado hasta ese momento. Pensamos, ¿por qué no vamos a poder aguantar?» Llegaron los penaltis. «Estábamos muy confiados porque estábamos viendo que Adrián estaba respondiendo muy bien. Sabíamos que si nosotros estábamos acertados, él pararía uno seguro, y así fue». El final ya lo conocen.

La gesta del Sala 10 copó todos los medios de comunicación. La Copa volvió a narrar el clásico relato bíblico de David contra Goliat, con el Sala 10 y el Barcelona en los papeles protagonistas. Desde entonces, el ahora Fútbol Emotion Zaragoza se enfrentó una vez más al cuadro catalán. Cayó derrotado por 6-3 en Liga esta temporada. El próximo 4 de enero, a las 20.00 horas, los aragoneses reciben a los azulgranas. La historia del club afirma que los milagros existen. Quién sabe si habrá uno para abrir el 2019.