La cuenta atrás para que Luis Suárez vuelva a pisar un campo empieza este viernes en Lausana a las 8.30. El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ha citado en su sede al delantero uruguayo y a sus abogados para que presenten las alegaciones que crean oportunas tras la dura sanción que le impuso la FIFA por morder al delantero italiano Giorgio Chiellini durante un partido del Mundial del Brasil. También acudirán los representantes del Barça, el nuevo equipo del exgoleador del Liverpool, y de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), así como de la FIFA.

La vista se celebrará a puerta cerrada y la decisión final se conocerá "en unos días", según han informado fuentes del TAS, que ha aceptado seguir un proceso exprés. Seguramente, antes del 18 de agosto, por lo que, dependiendo del resultado, el jugador podría ser presentado coincidiendo con el Trofeo Joan Gamper, que el Barça disputa ese día contra el mexicano Club León. Esta sería la primera vez que los aficionados verían a Suárez vestido de azulgrana, pues el castigo, además de la imposibilidad de jugar nueve partidos con su selección (hasta el 2016), incluye cuatro meses de inhabilitación. Si no consigue una reducción o medidas cautelares, hasta el 26 de octubre (curiosamente, día en que se disputará el primer clásico en el Bernabéu) "no podrá tomar parte de ninguna actividad relacionada con el fútbol".

No basta con el arrepentimiento

En principio, se espera que el jugador vuelva a disculparse ante los tres jueces del TAS, dos suizos y un italiano, que estudiarán su caso. Ya lo hizo públicamente poco después de los hechos, tras ser expulsado del Mundial y pasar unos días con su familia en su casa de Montevideo, "recuperando la calma y reflexionando". "Me arrepiento profundamente --escribió en Twitter--. Pido perdón a Chiellini y a toda la familia del fútbol". El gesto ha gustado al Barcelona, pero no será suficiente ante el tribunal, pues Suárez es un reincidente: en el 2010, vistiendo la camiseta del Ajax, mordió a Bakkal, del PSV, y en el 2013, ya como jugador del Liverpool, volvió a hacerlo, esta vez a Ivanovic, del Chelsea. De ahí también la dureza del castigo.

También tratará de explicar que se trató de un lance del juego y que, sin restarle importancia, fue menos grave que una entrada violenta, como la que se puede apartar de los terrenos de juego a un rival durante meses o incluso truncar la carrera deportiva de un adversario. Hasta Chiellini ha quitado trascendencia al mordisco. "La sanción es exagerada. Ojalá la revisen", ha declarado el delantero italiano, que tras el encuentro reconoció que trató de "sacar una ventaja deportiva".

Según Alejandro Balbi, secretario de la Asociación Uruguaya de Fútbol y abogado personal de Suárez, es muy posible que el TAS reduzca o deje sin efecto la imposibilidad de jugar y entrenarse durante cuatro meses con el Barça, ya que "atenta contra derechos fundamentales". Por su parte, Daniel Cravo, el representante de la AUF, entiende que la FIFA no puede considerar al delantero un reincidente, pues nunca antes ha sancionado al jugador por este motivo (los dos incidentes anteriores ocurrieron en Ligas nacionales). Mientras, el Barça guarda silencio y cruza los dedos para que el TAS falle a favor de sus intereses.