Las resacas suelen pasar factura, y la borrachera de felicidad del miércoles en Montjuïc, que se prolongará hoy en los prolegómenos del partido con la exhibición del trofeo, es como para dejar huella durante un buen tiempo. No está el Real Zaragopa, sin embargo, en disposición de dejarse embriagar por los efectos de la Copa un solo segundo más. Ganados el trofeo y el título de héroe en un encuentro que se sale por su grosor de las páginas de la historia y encaja como anillo al dedo en el relato homérico, el conjunto aragonés ha de recuperar la serenidad y mantener el máximo tono competitivo para la visita del Espanyol, que hoy le hará el pasillo para saludarle por su gesta y después le tenderá una moqueta de clavos para recordarle que todavía tiene pendiente un objetivo por cumplir esta temporada, el de la permanencia.

Los catalanes, en bastante peor situación en la Liga, vienen a La Romareda para ganar. Su situación es crítica y el único resultado que contemplan es el triunfo. En esa carrera agónica ha vencido en tres de sus últimos cinco desplazamientos (Murcia, Villarreal y Vigo), lo que merece un respeto. Ahora bien, enfrente se va a encontrar con un rival que viaja a la velocidad de la luz con 10 puntos de 12 posibles después de pasar por encima de Villarreal, Málaga y Valladolid y empatar en el Santiago Bernabéu con el Madrid. Y trae bajo el brazo una Copa conquistada en encuentro un memorable. A primera vista, los jugadores de Luis Fernández pueden sacar provecho de un hipotético relajamiento o del gasto físico que supusieron 120 minutos de máxima exigencia. La lectura paralela es que puede verse arrollado por un conjunto que clara progresión de resultados y de juego.

A TRES PARTIDOS El Real Zaragoza se halla a tres partidos de la salvación, y puede conseguirla dentro de tres semanas porque el calendario inmediato le invita a ello. Esta tarde le espera un rival directo al que, en el caso de derrotar, enviaría a tomar medidas para la caja de pino. Después viajará a Vigo, donde las aguas bajan turbulentas, en otro duelo tremendo sobre todo para los gallegos, también con muy mal color. En el caso de sumar todos los puntos en juego contra estos adversarios, llegaría el duelo en casa contra el Racing para rubricar la continuidad en Primera. Esta es la combinación perfecta, más veloz y en absoluto inviable. No hay por qué dejarse arrollar por las prisas, pero debería aprovecharse el tirón de esta belle epoque . Lo terrible es que detrás de la contemplación de esa trayecto feliz, existe la amenaza de todo lo contrario si el Espanyol da la campanada.

Como el tema está sin decidir, Víctor Muñoz tiene previsto jugar con los mismos que salieron de principio en la final de Montjuïc. No para regodeo preliminar de la afición, sino porque considera que es el equipo ideal. La Copa está ya en las vitrinas, y aunque las salvas por la hazaña por la batalla ganada en el cielo aún suenen cercanas, lo recomendable es no darle la espalda a la Liga. Siempre hay una bala perdida, y esta guerra terrenal no ha acabado.