Existe un foto en la que Luis Carlos Cuartero consuela a un abatido Jesús Seba al término de la final de 1993 contra el Real Madrid y sus aliados, entre quienes destacó con entusiasmo Urío Velázquez. El zaragozano tenía entonces 17 años, pero rescata al árbitro de su memoria. "Hombre hubo un par de jugadas que... Dos penaltis que no pitó". Mañana, con 28 y portando el brazalete de capitán, disputará su tercera Copa. En la primera no participó y en la segunda, la que ganó en Sevilla frente al Celta, salió al campo a falta de un cuarto de hora para el término del encuentro. Es uno de los siete supervivientes de aquel título del 2001 junto a Láinez, Yordi, Juanele, Rebosio, Pablo y Vellisca. De nuevo contra el Madrid once años después; una vez más con el conjunto aragonés de víctima. Pero algo ha cambiado: será titular por primera vez, y en el caso de que se produzca la sorpresa, será quien levante el trofeo, quien estreche la mano al Rey.

"Es cierto que cualquier equipo que juegue contra el Madrid queda en un segundo plano. Ellos son los grandes favoritos y, sin duda, es el peor rival que te puedes encontrar en una final. Sin embargo --apunta Cuartero después de hacer una breve pausa--, en este tipo de choques se suelen dar circunstancias como para no confiar demasiado en las apariencias. Una final de Copa se puede decantar hacia uno u otro lado con independencia de la fortaleza con que se presente uno de los equipos". El canterano recuerda, como ejemplo, la cita del pasado sábado en el Bernabéu que sirvió de aperitivo al doble enfrentamiento. "Hicimos un gran partido. Si mañana hacemos las cosas bien, tendremos nuestras opciones. Se comprobó que estamos en un tono ascendente de juego y con una excelente moral".

EN EL MEJOR MOMENTO El rendimiento general fue notable, y el suyo sobresaliente. El defensa reconoce que se encuentra en el mejor momento de sus once temporadas en el primer equipo. "Si soy sincero debo reconocer que estoy bastante bien, y eso es clave porque te atreves a hacer más cosas y te sientes importante". La sensación general es que el Real Zaragoza está en condiciones de lograr un sueño. ¿Pero qué margen hay para la realidad del triunfo ante un enemigo con ese potencial tan enorme? "La realidad está ahí porque te hallas a un solo paso de conseguirla", explica el lateral. "Será muy complicado, pero estamos tan curtidos por el sufrimiento que hemos acumulado estos años en la Liga que la gente, los futbolistas, estamos concienciados de que podemos ganar. Por qué no", se pregunta.

En el único pulso del Zaragoza contra el Madrid en una final de este torneo, Láinez era "recogepelotas. Jugaba en las categorías inferiores y recuerdo que la viví en casa con la familia. Recuerdo más el cabezazo de Moisés que podía haber supuesto el empate que la actuación de Urío, de la que tanto se comentó". En La Cartuja, en la primera final del siglo XXI, Láinez se cansó de escuchar con insistencia que el Celta iba a darse un paseo. Ahora suena la misma canción. "Lo más importante para este equipo es jugar sin presión. Estamos en racha, y se nota que sin tensión el equipo puede sacar su calidad. Es verdad que es una de las pocas armas que tenemos contra ellos, aunque quizá sea suficiente salir tranquilos, sin ansiedad".

Ronaldo se aleja cada vez más de la final, y Casillas, uno de los grandes valores del Madrid junto al brasileño, no estará porque César es el portero de la Copa para Queiroz. Láinez valora esa ausencia como vital, ya que "hablamos del mejor portero del mundo", si bien considera que "con todo, César figura entre los tres mejores de España, con lo cual ellos no pierden tanto".

Su vida deportiva es un trayecto salpicado de contrastes. Lesiones superadas a base de fe, descenso y ascenso de categoría. Dos finales jugadas con el agua al cuello en la Liga (la del 2001 recién sellada la salvación). "Como soy una persona que nunca espera nada ni se marca metas, aprecio el momento. Por eso lo hago con la posibilidad de jugar esta final, y si conseguimos algo positivo, la recompensa sería enorme. Acostumbrado a perder siempre, y de repente me vi ganado la final contra el Celta. Y tres años después, ahora peleando por otro título ante el Madrid...".

LA EXPERIENCIA El respeto se impone tanto como la fe entre quienes, como Yordi y Juanele, también saben lo que es ir por detrás en las apuestas para después romper los pronósticos. "Sabemos que no somos favoritos", dice el delantero gaditano, "pero cada final tiene su cosa. Ya tuvimos esta experiencia ante el Celta y le ganamos. Lo más bonito de este partido es que si vences, al derrotar al mejor equipo del mundo el impacto y nuestra alegría serán mayores".

Juanele conquistó el primer título de su dilatada carrera con el Zaragoza en Sevilla. "Ahora tampoco partimos de favoritos, como entonces, aunque el rival es de mayor calado. De cualquier forma la experiencia de aquella final debe valernos para ésta. Igual que en Sevilla, no nos acobardaremos".