España afronta por primera vez en muchos años un torneo sin presión. La selección debutará mañana en el Europeo de Eslovenia contra Croacia con la tranquilidad que le da tener asegurada una plaza para los Juegos Olímpicos de Atenas (luego jugará contra Portugal y Dinamarca). Y lo hará con el mismo equipo de jóvenes valores, en su mayoría de la generación de 1980, que ganó la Supercopa de Europa el pasado mes de noviembre contra Alemania. Las bajas de Ortega y de Colón, por lesión, y el descanso que el seleccionador César Argilés ha concedido a Masip, Garralda y Dujshebaev para que lleguen en plenitud de forma a los Juegos, hace que el torneo se utilice como rodaje para los jóvenes.

"En esta ocasión no se nos puede exigir una medalla, aunque si la logramos será un éxito. Se trata de un torneo muy complicado. A los tres favoritos, Francia, Alemania y Croacia, hay que añadir las cuatro selecciones --Suecia, Serbia y Montenegro, Eslovenia y Dinamarca-- que pelean por la última plaza olímpica", declaró ayer Argilés.

NO HAY PLAZAS FIJAS Calidad no falta. La portería, con Barrufet y Hombrados, es la mejor del mundo. España sólo flaquea en defensa. Le falta intimidar. Por eso les toca demostrar a los jóvenes, como los hermanos Entrerríos, Romero, Belaustegi, Garabaya, Prieto y Parrondo, que el éxito en la Supercopa no fue una casualidad y que pueden complicar la confección de la lista olímpica. "Nadie tiene la plaza reservada. En junio será cuando tendré la difícil papeleta de elegir a los que irán en los Juegos", dijo el técnico.