España cumplió su objetivo de no perder un partido que debió haber ganado con claridad. Empató a cero con Lituania, un equipo menor, pero dejó demasiados interrogantes en el aire. Cuando quiso volver a un camino más acorde con las características de sus jugadores y quiso soltarse en busca de la victoria, no tuvo luces para conseguir los tres puntos que le hubiesen lanzado hacia la clasificación y dio la sensación de desesperación.

El plan de seguridad dispuesto por el seleccionador resultó excesivo para contrarrestar lo que Lituania podía hacer para intimidar a un rival en teoría muy superior. Demasiadas precauciones para encarar un enemigo muy limitado, con gravísimos problemas para hilar dos pases seguidos y sin la temida agresividad que el técnico madrileño había vendido durante una semana. Poco menos que una película de indios.

DIENTES SIN AFILAR España salió a controlar y lo hizo sin problemas durante más de media hora, mientras que Lituania sólo enseñó unos dientes poco afilados en una ocasión. Fue un centro desde la derecha que se comió la defensa para permitir un cabezazo de Dzialikstas que Casillas neutralizó sin mayores problemas.

Pero la superioridad española no pasaba de los tres cuartos de campo, donde Xavi no hallaba las opciones de pase que necesita para exhibir sus mejores cualidades. Con un centro del campo tan poblado, España no se proyectaba en ataque ni con la decisión ni con el material humano necesario para hacer temblar a la zaga local. Sólo Luque, dejando la banda como estaba planificado, encontró el hueco que le marcó Xavi al cabo de un cuarto de hora, pero el árbitro miró para otro lado en un agarrón dentro del área al jugador del Deportivo.

No hizo más ofensivamente hasta el descanso el equipo español, que dejaba claro que el partido en Vilnius no iba a ser una etapa decisiva en la procelosa búsqueda de su identidad. Un significativo paso atrás de Aragonés, que se desgañitaba en la banda en pos de unas correcciones que hacían avanzar nada a la selección. Todo lo contrario, España se desacreditaba lamentablemente sin nada que inventar para superar a un rival limitadísimo técnicamente.

Lo peor fue que las bisagras de la defensa comenzaron a chirriar. Salgado, cegado desde que Cesnauskas le castigó el tobillo derecho, permitió al interior lituano trazar una diagonal hacia el área, donde superó a Casillas y se encontró cara a cara con el gol. Lo evitó Puyol sacando bajo los palos. Más tarde, al borde del descanso, Casillas tuvo que volar para impedir que Stankevicius marcara con un disparo desde muy cerca tras un error de Capdevila.

EL BANQUILLO Convencido al fin de que la selección española estaba obligada a buscar la victoria sin remilgos como el mejor medio para evitar mayores angustias, Aragonés se decidió por mover el banquillo para echar mano de todos los delanteros de que disponía en lugar de defensas y centrocampistas. Tamudo, que no había participado todavía en ningún partido oficial con el nuevo seleccionador, entró por víctor. Reyes sustituyó a Baraja para colocarse en la banda derecha y, finalmente, Torres se incorporó en sustitución de Capdevila.

Una decidida apuesta ofensiva, que llevó a Xavi a retrasar su posición y a tener más campo de acción pero que no se tradujo en claras situaciones de gol. El conjunto español no tuvo profundidad por las bandas ni huecos por el centro, con lo que nutrida defensa lituana no fue puesta en graves aprietos. Tampoco Casillas pasó por sobresaltos notables, a excepción de un par de contraataques que Cesnauskis no acertó a culminar.

INOFENSIVA De lo inofensiva que resultó España da idea el hecho de que Xavi gozara de la mejor ocasión, y casi la única, de España en un encuentro desalentador por juego y oportunidades. Fue a balón parado en el minuto 90, pero Karcemarskas desvió el disparo del centrocampista del Barcelona y el posterior remate a bocajarro, aunque algo escorado, de Raúl. Un feo indicador de la capacidad de un equipo que estas horas se siente aliviado por no haber perdido ante un rival que celebró el empate como si ya estuviera clasificado para Alemania.