No fue nada sencillo. Ran Asher, el técnico israelí, conocía a la perfección los puntos fuertes de España y montó una maraña defensiva de la que le costó salir al equipo de Txus Vidorreta. Sudó, sufrió, trabajó, pero España sumó su segunda victoria y se coloca como líder en solitario de su grupo. La táctica israelí fue sencilla. Y eficaz por momentos. Hanochi salió a la pista con una única y clara misión: no dejar respirar a Sergio Rodríguez. Al base le costó entrar en el partido. No anotó tanto como en el primer encuentro, pero se hichó a dar asistencias. Cada pase suyo es un balón de oro.

No pudo brillar como a él le gusta porque, primero Hanochi y luego Ohayon, se dedicaron a marcarle sin ninguna piedad, pero Vidorreta estuvo hábil y modificó las piezas del tablero. Puso al jugador del Estudiantes de dos y sacó a Echevarría de uno . A lo largo del partido, ambos se fueron turnando en el puesto de base, logrando superar a Israel con cierta facilidad. España no pudo marcharse en el marcador porque no supo cerrarse en defensa cuando mejor le salían las cosas en ataque.

Pero lo mejor para España no fue redescubrir la calidad de Rodríguez, sino comprobar que el equipo está lleno de talento. Antelo fue un gigante en la zona. Logró 17 puntos y capturó 12 rebotes. Y Suárez anotó la friolera de 23 puntos. España supo sufrir hasta el final para ganar, lo que ha de hacerle más fuerte como equipo. Los jugadores dicen que se ven en la final, los técnicos apuestan por una medalla, pero el camino que les queda es largo. Hoy pueden dar un paso más ante Grecia.