Recién concluida una batalla, en la que las urnas dictaron sentencia, Escocia se prepara para vivir otra de signo muy distinto a partir de mañana en el exclusivo campo de golf de Gleneagles: la Ryder Cup, una competición entre los 12 mejores jugadores de EEUU y Europa, convertida en uno de los mayores acontecimientos deportivos del planeta, tanto por el interés que despierta (185 países recibirán la señal con una audiencia de 540 millones de hogares) como por las cifras que mueve, con más de un millar de periodistas y cerca de 250.000 espectadores previstos.

Cada dos años, los golfistas dejan de lado su perfil más individualista y demuestran que el golf puede despertar pasiones a nivel de equipos. Eso se vivió, por ejemplo, en la última edición disputada en Medinah, en Chicago. Entonces, bajo el liderazgo de José María Olazábal, que ejerció de capitán, Europa dejó para el recuerdo su remontada del último día. EEUU solo necesitaba cuatro puntos y medio en los 12 partidos individuales para ganar, pero Europa sumó 8,5 y amarró una victoria histórica por 14,5 a 13,5 puntos, con triunfos memorables de Sergio García, Justin Rose y, sobre todo, de Ian Poulter (por un hoyo tras ganar los dos últimos).

Hasta que Severiano Ballesteros formó con José María Olazábal (15 partidos juntos) una exitosa pareja, y la aparición de Nick Faldo (11 participaciones, el que más puntos suma, 25), de Ian Woosnam o Bernard Langer, Estados Unidos dominaba por 22 de 24 hasta 1983. Ahora Europa marca el paso: siete de las últimas nueve. Sergio García es el único español y el referente de Europa junto al norirlandés Rory McIlroy (47 semanas como número uno). En EEUU, ausente Tiger Woods por lesión, serán los veteranos Phil Mickelson y Jim Furyk los líderes, junto a Bubba Watson o Ricky Fowler. El mítico Tom Watson es el capitán.