De jugar en el Barbastro a dirigir el área de metodología del departamento internacional del Villarreal. Julio Salinas ha conseguido dar continuidad a su pasión por el fútbol una vez acabada su carrera como jugador. Se formó como maestro de Educación Física, entrenador de fútbol y luego, más específicamente, como preparador de porteros. En este último curso fue donde conoció a otro técnico que trabajaba en el club castellonense y con el que compartió «diferentes inquietudes que se asemejaban a lo que ellos habían comenzado a construir en el Villarreal», asegura el barbastrense. Así fue como un par de visitas a la ciudad le llevaron a comenzar a entrenar a un par de equipos de fútbol ocho e ir, poco a poco, ascendiendo.

Lo que diferencia al Villarreal, y a Salinas, de otros clubs es, como asegura el preparador, la concepción de la formación en el fútbol base. «Para algunos equipos el resultado es ganar un título al final de temporada, para nosotros el resultado son los cuatro fichajes del Villarreal: Álex Baena, Fernando Niño, Yeremi Santos y Jorgensen», aclara.

Todos son futbolistas que salen de las categorías inferiores del club. Pero no solo eso, sino que también hay jugadores que «no pueden llegar al primer equipo, pero tienen que tener una carrera profesional cuando el fútbol les abandone». Ese es otro resultado que persigue la entidad. Todos los jugadores que están repartidos por los diferentes equipos formativos del Villarreal están matriculados en algún curso académico, para asegurarse una proyección de futuro. Es decir, «la metodología Villarreal es simplemente ayudar y acompañar al jugador desde el jugador, conocer qué características tiene no solo a nivel futbolístico, sino también personal, y ayudarles a desarrollar todo lo que sean capaces», apostilla Salinas, que ha sido el encargado de exportar estos conceptos al extranjero.

Hace dos temporadas, el aragonés marchó a Estados Unidos para poner en marcha la primera academia Villarreal fuera de la península. Fue en Virginia. «Ese año nos sirvió de mucha experiencia y aprendizaje para ver qué posibilidades y cuál era el proceso para poder implantar una metodología en una cultura tan diferente como puede ser la americana», relata, ya que «la organización del fútbol base fuera de España es muy diferente».

En primera persona

Salinas vivió en primera persona cuál era el contexto en Estados Unidos, aunque también conoce el de China, Australia y Japón, entre otros. En su experiencia americana se percató de que «el objetivo principal allí son los negocios». Es decir, el fútbol se organiza «en muchas academias» y en competiciones que «no están regladas por una federación, sino que cualquier persona que quiera generar una empresa construye una Liga». En este punto, lo que se intenta es que «en su Liga jueguen los mejores equipos, para llamar la atención a otras academias y que se inscriban», recuerda.

Posteriormente, cuando aglutinan academias de mucho nivel, «establecen unos criterios de selección para poder acceder a jugar». De manera que no cualquier equipo puede jugar en cualquier Liga. Y pasa parecido con los torneos. Por otra parte, la metodología fue más complicada de aplicar porque no hay «convivencia» dentro de los equipos, sino que «se abre la puerta de un coche, sale el niño, entra al campo, juega, hace la práctica, acaba la práctica, se abre la puerta del coche y el niño se va».