Sólo ocho días después de salir con el alta del hospital por una lipotimia, casi un año desde su última aparición en el once, nueve meses hacía que no entraba en la lista, sólo un mes desde que la llegada de Víctor le devolvió del ostracismo al que estaba condenado con Flores... Juanele recuperó ayer protagonismo tras vivir en un segundo plano mucho tiempo. Sorprendentemente --hasta para el propio interesado-- regresó a una convocatoria y hoy volverá a recuperar sensaciones guardadas en el baúl: verá de nuevo la grada desde el césped, vivirá los nervios en el banquillo y hasta soñará con tener minutos, aunque en ningún caso, eso sí, como titular, como el propio Víctor se encargó de aclarar.

El 1 de marzo del 2003 Juanele fue titular por última vez con el Zaragoza en un partido desastroso, finalizado con 1-3 frente al Tenerife. La nefasta tarde y la posterior irrupción de Cani y Espadas le relegaron al banquillo para que él mismo se mandara a la grada. Se enfrentó con Flores tras el partido ante el Numancia y una semana después (18 de mayo) le recriminó sobre el césped que no lo sacara del banquillo frente al Elche. Entonces, el técnico le puso una cruz.

No celebró el ascenso del equipo por una operación en la clavícula y su futuro estaba lejos de La Romareda. Proclamó a los cuatro vientos su intención de volver al Sporting, pero sus deseos se frustraron. Ni pudo regresar al Molinón, ni marcharse en verano al Ciudad de Murcia, tras no llegar a un acuerdo con el Zaragoza, al que pedía la ficha íntegra de la última temporada (720.000 euros). El club no accedió, Juanele se acabó quedando sin el consentimiento del entrenador, que se enteró por la prensa y, lógicamente, montó en cólera.

Situación insostenible

Con Flores, Juanele estuvo apartado y sin ninguna opción no sólo de jugar, tampoco de entrenarse con sus compañeros cuando se hacía trabajo con balón. La relación entre ambos no existía y el Pichón dio un suspiro de alivio cuando el entrenador fue destituido. Con Víctor regresó al grupo y ha tenido un plan especial para recuperar su condición física. Tan inestable en el ánimo como genial con el balón, sufrió un retroceso hace diez días, al pasar por una lipotimia que se quedó en un susto tras un día de pruebas médicas en el hospital.

"Son muchos meses sin estar ahí. Ha sido duro, pero borro página y hago cuenta nueva", reconoció ayer, con una sonrisa entre los labios. "No me conformo con estar en la convocatoria, quiero jugar y ayudar al equipo en un año difícil", añadió. Si recupera su nivel, puede aportar y mucho en lo que falta de curso --acaba contrato y no seguirá--. El fútbol seguro que le da la bienvenida a ese regreso.