No estaban ni Ronaldo ni Ronaldinho. Tampoco Kaká. La Copa América no es la competición preferida de Brasil, más pendiente de empresas mayores como el Mundial. Pero a la canarinha le sobran recursos. Era el torneo para la irrupción de nuevas estrellas y Adriano aprovechó a la perfección la oportunidad. El delantero del Inter marcó el gol del empate en la final cuando Argentina soñaba con el título, y fue el pichichi con siete goles. Es el nuevo héroe de Brasil.

Amigo de Ronaldo

El jugador de Río de Janeiro, de 22 años, sobresale por su fortaleza física y su bondad. Conocido como el gigante bueno en Italia, mide 1,89 metros y pesa 93 kilos. Pese a ello, posee una gran movilidad y un extraordinario disparo con la izquierda. "Es un volcán en erupción, con una potencia natural fuera de lo normal", dice Massimiliano Canzi, su preparador físico en el Parma.

El Inter lo fichó procedente del Flamengo en el 2001, pero lo cedió al Fiorentina en el 2002. Después se fue al Parma, en copropiedad con el Inter, y marcó 15 goles en 28 partidos. Sus números le condujeron de nuevo al club interista, que pagó 23 millones de euros por el 50% de los derechos que le faltaba. No se equivocaron. El brasileño realizó un final de temporada genial que llevó al Inter a la Liga de Campeones.

En la Copa América ha completado un año excelente. "Doy gracias a Dios por este momento increíble. Hemos puesto mucho corazón para lograr el título". Pese al éxito, se ve muy lejos de su amigo Ronaldo. "Soy el primer admirador de Ronaldo. Ser la mitad que él ya sería una inmensa felicidad". Carlos Alberto, el capitán de la selección brasileña que ganó el Mundial en 1970, ya lo considera el futuro goleador de Brasil: "Como Ronaldo, ha sabido conjugar técnica con calidad y potente remate. Lo tiene todo para ser el delantero centro de la selección".