Si el CAI buscaba un tipo duro, un Clint Eastwood de la pintura , una roca de titanio con blindaje reforzado, la elección de Borja Fernández está bien justificada. Sólo hay que preguntarlo en Sicilia, el santuario de la Mafia . Allí, en Ragusa, donde jugó la pasada campaña, a Borja le llaman Hispano (como Máximo, el papel de Russell Crowe en Gladiator ) por la fuerza y la combatividad que siempre presenta en una pista de baloncesto.

Pero debajo de tanto músculo se esconde una historia curiosa. Como a Roberto Dueñas, al que descubrieron en una parada de autobús, su llegaba al básket fue casual. Un periodista le encontró al azar. Estaba el chavalillo (a los 14 años medía dos metros) en el patio de su colegio cuando llamó la atención de un redactor de un diario. El reportaje le llevó a los platós de TVE para participar en el programa Así son las cosas . Cómo no, le preguntaron si no jugaba al baloncesto y Borja, sin tapujos, soltó: "Aquí estoy para el que me quiera fichar".

De Pontigón a la ACB

Dicho y hecho. La esposa de un ojeador del Joventut estaba viendo la tele en ese momento y avisó a su marido, que, en la búsqueda del gigante , llamó al único teléfono que había en Pontigón, la localidad natal de Borja de apenas 30 habitantes. La Penya se adelantó al Madrid y al León y Borja dejó su pequeño pueblo natal para irse a Badalona en 1998. Tras foguearse en el equipo júnior (fue campeón de España) y en el EBA, obtuvo su oportunidad de debutar en la ACB el 16 de abril del 2000. Jugó un minuto ante el Cáceres. Parecía un mero anticipo para un grandullón que apuntaba alto, aún más cuando jugó con España el Mundial sub-20 en Japón.

La Penya no dudaba de que tenía que atar a Borja y le ofreció un contrato profesional por varios años. Con todo en la mano, Borja prefirió hacer oídos sordos a esta suculenta propuesta y probar en la LEB. Siempre se arrepentiría de esa elección. Su deambular con más pena que gloria por Melilla y Bilbao parecía que ponía fin a su progresión, pero el Tau le ofreció una segunda oportunidad. Participó en una pretemporada bajo las órdenes de Ivanovic y cuando su fichaje iba a producirse el Joventut se interpuso y pidió al club vitoriano los derechos de formación. Este impedimento y el cierre del mercado ACB le llevaron a Italia. Y ahora a Zaragoza. "Allí jugó mi primo Rubial, en el Zaragoza", dice Borja con su cerrado acento asturiano.