Si el Real Zaragoza elimina hoy (21.00 horas) al Alavés, su enemigo será el Real Madrid en la final de la Copa del Rey que tendrá lugar en el Estadio Olímpico de Montjuïc el próximo 17 de marzo, un escenario inédito para los aragoneses, pero no así para los blancos, que han luchado por el torneo en ese campo en cuatro ocasiones con diferente suerte: perdieron en las ediciones de 1930 y 33 frente al Athletic y ganaron en las de 1934 y 1946 contra el Valencia. Los Galácticos no dejaron lugar a la sorpresa y apearon anoche al Sevilla con bastante sufrimiento. Han sido los primeros en clasificarse para la que será su 36ª final del KO. Nadie ha jugado tantas.Para el Real Zaragoza, con permiso del conjunto vitoriano, supondría la décima. En principio casi todo apunta a que el equipo de Víctor Muñoz acudirá a esa cita en Barcelona, un partido con hipotético premio de fondo se gane o se pierda en el caso de que el Madrid quede entre los cuatro primeros al término de la Liga. Su inclusión en la Champions supondría que su rival jugase la nueva Copa de la UEFA (cambia el formato a grupos en la segunda ronda) ocurra lo que ocurra ese día en la montaña de Montjuïc.A expensas de la atractiva oferta de ese encuentro, que debería ser, por este orden, título de campeón y plaza europea, primero hay que superar al Alavés. El resultado de la ida abre de par en par los pulmones de la confianza, ya que con el 1-1 de Mendizorroza serviría el empate sin goles en La Romareda. No obstante, no está el Real Zaragoza para contemplarse como favorito ni para andar con especulaciones. Hasta aquí ha llegado por méritos propios, si bien siempre con muchísimos problemas, resueltos en su mayor parte con latigazos finales, casi nunca con el fútbol como argumento sólido. En Vitoria, sin ir más lejos, Savio logró la igualada em el minuto 90. En Miranda de Ebro le salvó la campana, como en Salamanca, frente al Betis y contra el Barcelona.La memoria se permite ciertas licencias a estas alturas. Una de ellas aparcar el pasado y centrarse en el apasionante presente, en la posibilidad de que el Zaragoza se clasifique para una nueva final de la Copa, su competición favorita, en la que más alegrías ha cosechado. Además, ¿quién va renunciar a este dulce con el arsénico que consume la hinchada, aburrida y angustiada, cada domingo en la Liga? La Romareda será un hervidero porque el momento lo merece, y porque la búsqueda del quinto trofeo pese a la envergadura del Madrid nunca es una quimera a un solo partido. Sobre todo ahora que Urío Velázquez se ha retirado. CON LOS MEJORESVíctor Muñoz va a contar con los mejores, y el Alavés va a romper con la norma. Pepe Mel había alineado en todas las eliminatorias a un grueso formado por suplentes, pero cambiará de planes esta noche porque el técnico considera que debe apostar lo más fuerte posible. Así, en el once saldrá, entre otros, Rubén Navarro, el verdugo del Zaragoza la temporada pasada en este trofeo con dos tantos y un delantero que agudiza su instinto cuando ve al conjunto aragonés enfrente. Las confianzas, hoy más que nunca, se antojan un error de caro peaje. La Copa tiene como principal poder de seducción, y al mismo tiempo como castigo, un poso de cicuta para los soberbios. El Real Zaragoza está a punto de subirse en la nave espacial que le transportará a la guerra de las galaxias frente al Madrid. Sólo lo logrará con los pies en la tierra.