En Tokio cumplieron su sueño el pasado 23 de febrero. Cuatro aragoneses viajaron al imperio del sol naciente y disputaron uno de los grandes maratones del circuito mundial junto a Boston, Londres, Nueva York, Berlín y Chicago. Los cuatro pertenecen al Running, son zaragozanos y atletas populares. Miguel Sola, Javier Herrero, Imanol Montero y Carmelo Casbas, que fueron acompañados por Jorge Montero, regresaron el fin de semana a su casa con sus ilusiones cumplidas.

"La carrera era una excusa para visitar Japón. Tenía ilusión de ir a Japón, no me ha defraudado y me ha gustado muchísimo", afirma Miguel Sola. Todavía permanecen en su retina las imágenes de una experiencia deportiva única en un atleta que ya ha corrido los maratones de Londres, Nueva York, Valencia y Barcelona.

Los impulsores fueron Herrero y Sola. Se apuntaron al sorteo del maratón a primeros de septiembre. "Entraron en el sorteo 304.000 personas para 30.000 plazas y 15 de nuestro grupo. Todos los que teníamos acreditados menos de tres horas entramos". Un mes más tarde ya sabían que a cuatro de ellos les tocó el gordo.

El coste

El viaje fue bastante económico. El precio de la inscripción era de 91 euros y el vuelo de ida y de vuelta en avión les costó algo menos de 700 euros. "Notamos mucho el jet lag. Salimos un jueves a las seis de la tarde de Barcelona, y con el cambio de hora, llegamos a las siete de la tarde del viernes a Tokio. Se pierde un día entero volando", explica.

Tokio lo disputan 38.000 fondistas y tiene fama de tener uno de los circuitos de maratón más rápidos del mundo. "Se podía correr todo lo que quisieras y más. Tiene largas rectas de diez kilómetros y tan sólo dos giros de 180 grados. En los cinco kilómetros finales tiene dos pequeñas tachuelas", recuerda Sola. Para este maratoniano zaragozano, es una carrera perfecta. Pero tiene un fallo. "La salida es demasiado estrecha para tanta gente. Los primeros tres kilómetros haces mala leche con tanta acumulación de corredores".

El 70% de los participantes son japoneses. De España acudieron una veintena. "Hay que tener en cuenta que está muy lejos y supone un desembolso económico importante". Había avituallamientos cada cinco kilómetros hasta el medio maratón y cada dos y medio el resto de la prueba. Cada mil metros tiene un urinario. Tiene una gran animación y transita por los templos más conocidos de Tokio. La temperatura era similar a la de Zaragoza. Pero hacía un viento helador. "En la salida tendríamos 2 grados bajo cero. Fui con camiseta térmica, gorro y guantes". Se llevó la carrera el keniano Dickson Chumba con 2.05.42. El mejor del grupo aragonés fue Herrero con 2.48. Sola terminó en 3.03, Cabas en 3.43 y se retiró Montero.

Los zaragozanos estuvieron diez días gozando del país oriental. "A Tokio llegamos el viernes por la noche y estuvimos hasta el martes. Después cogimos un tren bala a Kioto y otro a Osaka y Nara, una zona de templos y bosques. Por fin, regresamos desde Osaka hasta Zaragoza", apunta. Sola destaca de los japoneses su gran amabilidad. "Son muy organizados, majos, agradables y muy serios. Te subes al metro y el silencio es absoluto. Si buscas algo, te intentan ayudar y te llegan a acompañar diez minutos hasta que encuentras la calle que buscas. No es como aquí. El único problema que vimos es que las calles no están señalizadas", concluye Sola.