Fernando Alonso espera tener, cuanto antes mejor, una carrera tranquila, sin convertirse, por necesidad del guión, en protagonista de remontada alguna. "A ver si en Europa conseguimos tener unos entrenamientos tranquilos, a ver si logro dar una vuelta rápida sin problemas, sin errores, y a ver si puedo aspirar al podio sin sobresaltos", reclamaba con media sonrisa en su rostro el joven asturiano nada más abandonar el despacho de sus dos ingenieros, Pat Symonds y Paul Managhan, con los que estuvo reunido más de media hora nada más acabada la carrera. "Había mucho que repasar, que decirnos, que pedir, que exigir".

Alonso estaba que echaba chispas y reclamaba algo de justicia en la F-1. "Recuerdo que Michael Schumacher fue el primero que me empujó contra la hierba en el Gran Premio de Inglaterra del pasado año. Lo recuerdo muy bien porque ni lo amonestaron. Si yo hago lo que me han hecho a mí hoy (por ayer) seguro que me sancionan", apuntó el asturiano.

Alonso lamentó que Klien le estrangulara la salida --"me ha estado vigilando por el retrovisor durante los primeros metros y no ha parado hasta que me ha roto el morro"-- y que Webber zigzagueara a lo ancho de toda la pista para evitar que le adelantase. "Cuando te empujan contra el muro a 300 km/h no te hace ninguna gracia, y menos si lo hace uno que, supuestamente, es un profesional como tú. He tenido que arriesgar de forma inusual", concluyó.